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6ª Ruta XXII Jornadas Senderismo Maleno: 25 Mayo 2025. CLAUSURA.

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ENCUENTRO DE SENDERISMO.

lunes, 15 de septiembre de 2025

Erase una vez la Senda Azul Marina.

La Senda Azul Marina: Faro del Cabo de Gata y arrecife de las Sirenas desde el mar.

Un grupo de senderistas privilegiados, porque así nos sentimos, privilegiados, después de ocho ediciones de la Senda Azul por el Parque Natural del Cabo de Gata en Almería, llevábamos algunos años inventando, imaginando, diseñando, maquinando, soñando, con la realización del recorrido de la Senda Azul, punta a punta del parque, del levante al poniente, pero desde el otro lado de la orilla, o sea, desde el agua, abandonando los marrones y verdes para viajar por todas las tonalidades del azul.  

¿Cómo se verían los paisajes archiconocidos del parque desde el mar? En piragua, en lancha, en barco..., en definitiva, desde el mar, en lo que habíamos venido bautizando como la Senda Azul Marina.

Y ese sueño, esa idea, machacona, que veíamos difícil y compleja organizativamente, sobre todo porque tradicionalmente íbamos a caminar a finales de invierno o principios de primavera, unas épocas no aptas para aventuras acuáticas por muchos motivos, pero sobre todo por el mal tiempo, empresas náuticas cerradas... 

Aunque por arte de magia, como suele suceder en los cuenta-sueños, finalmente, se han dado las circunstancias propicias, se han confabulado las estrellas, Gea, la Madre Tierra con Poseidón Dios de los Mares,  y se ha hecho realidad la ilusión... y hemos tenido a Mario, mago del faro y a Marian, hada del mar que, a golpes de varita mágica, nos han concedido el deseo. ¡Pin, pin, pin!

Y ahora viene el cuento de Mario, Marian y los caminantes de la Senda Azul...

Érase una vez la Senda Azul Marina...

...en que unos amigos enamorados de un espacio natural, mágico, ancestral y maravilloso, en el que la tierra, el cielo y el mar conviven a la perfección, de tal manera que unos sin los otros no pueden existir, en lo que los hombres del Más Allá nombran como el Parque Natural del Cabo de Gata.

Pues bien, cuenta la leyenda que circula de boca en boca entre las gentes, que esos amigos caminaron largo tiempo con ansia de conocerlo todo dentro del parque en todas direcciones, del levante al poniente, alforjas a la espalda, andando por casi todos sus rincones, calas y orillas ignotas y escondidas. Disfrutaron de sus animales y plantas, hasta que un día guiados por el azar, tocaron a las puertas de la casa en la que habitaba el mago Mario, el último farero de España, vigilante y guardían del solitario y altivo faro situado en las elevadas cumbres de la Mesa de Roldán, allá por las tierras del levante, próximo a la secreta y para algunos innombrable Playa de los Muertos.

El mago Mario, siempre escoltado por Pipa, su perrita juguetona, había ido acumulando laboriosamente, a lo largo de su vida tesoros fabulosos sobre los faros, sobre su historia y sus gentes, de tal manera que con una amabilidad inmensa recibía a los caminantes, luego sus amigos, que aparecían todos los años y más o menos por la misma fecha, a las puertas del faro, en donde tumbada en el pórtico dormitaba Pipa, con su pelotilla amarilla a mano, bueno a mano-pata, siempre dispuesta a llevársela a los visitantes que alegres se acercaban a ella para saludarla primero, acariciarla y jugar con ella después. Los rabazos del animal, eran proporcionales a la alegría interna que Pipa sentía al recibirlos. Entusiasmado los hacía pasar al interior para mostrarle todo aquello que a lo largo del tiempo había ido acumulado con tanto esfuerzo y que celosamente guardaba. El mago Mario, el farero, con calma y sonrisa paciente, aguardaba a los caminantes en su puerta, ansioso por mostrar a todos los nuevos ejemplares añadidos a su espectacular tesoro, en animada y acogedora charla.

Pero en esta ocasión, los amigos de la Senda Azul le llevaban un regalo, a modo de ofrenda, que portaban desde su lejana tierra. Un regalo fabricado en los míticos hornos de los andalusíes de Fajalauza en las tierras de Granada. Un recuerdo en agradecimiento por todo el esfuerzo realizado en el Museo del Faro y sobre todo por habernos acogido siempre con los brazos abiertos.

Mario se jubila y los caminantes, sea como sea querían mostrarle de esa manera su sincero cariño y afecto por su continuado generoso acogimiento, aceptación y esfuerzo.

Salud, suerte y sigue regalando destellos, amigo Mario.

Después de despedirse con fuerte y sentido abrazo del sonriente amigo, posaron sus ojos, con el ánimo maravillado como siempre les ocurría allá arriba, en los bellos paisajes que desde la Torre Artillada rodeaban a la Mesa de Roldán. 

Silenciosos descendieron hacia el levante, pensando en cuál sería el futuro de Mario y de los tesoros que guardaba bajo su faro. 

Pronto se animaron y decidieron ir a rezar por el futuro de Mario a la Madre-Tierra Gea y al Dios del Mar Poseidón a un escondido templo del que les habían hablado los habitantes del lugar y que se levantaba dirección levante, en las lejanas tierras de la orilla de la Playa de la Galera, a las faldas de la Torre del Rayo cercana a la población de Carboneras y que había sido construido a base de piedras redondeadas por las incansables olas de la orilla del mar y seleccionadas magistralmente por Adoradores del Sol, venidos de tierras lejanas, muy laboriosamente con sus propias manos. 

Templo hippie situado en la Playa de la Galera, a la falda de la Torre del Rayo de Carboneras.

Al llegar al sagrado lugar, fueron acogidos amistosamente por los Adoradores del Sol, y sin dudarlo un instante se pusieron a colaborar con ellos buscando las adecuadas piedras para construir hitos caprichosos que miraban hacia el mar. En cada una de aquellas piedras que cogían y colocaban de modo artesanalmente caprichoso, notaban que dejaban la energía negativa en el lugar para ser recompensados con una milagrosa y reconfortante alegría por la vida. 

Desde allí, al amanecer del siguiente día, los caminantes viajaron por las tierras de la Senda Azul, llegando a encontrarse sin pretenderlo, luego de la entrega de la ofrenda a Mario y los rezos en el templo de los Adoradores del Sol, con el Marian, el hada del mar, capitana del barco, en el lugar de San José, a la orilla de la playa, en donde celosamente, desde su castillo Volcanic Tours, vigilaba y cuidaba amorosa pero férreamente las tierras y aguas de la Senda Azul, procurando siempre mostrarlas en toda su grandeza y poniendo en práctica lo que los antiguos sabios naturalistas enseñan: "Hay que conocer la Naturaleza lo primero, lo que nos hace llegar a amarla, para después irremediablemente sentir la necesidad de respetarla y conservarla."

Marian, nos reunió a todos, preparó su barco, calculó vientos, tiempos, rumbos y derrotas, y nos llevó a navegar, en un día de mar intenso de azul cielo, a navegar por la Senda Azul Marina. Eolo, el Dios de los Vientos, nos observaba feliz y dichoso, obsequiándonos con sus mejores suaves brisas. 

Peces voladores, peces luna, gaviotas, cormoranes..., todos confabulados con aguas claras de todas la tonalidades del azul inimaginables, se mostraron a los boquiabiertos navegantes que no sabían adonde dirigir sus miradas, hacia el cielo, hacia la tierra, hacia el mar..., poniendo nombres a los espacios, a los paisajes, reconociendo los sitios familiares, a la vez que imaginándolos en el recuerdo de sus pisadas.

Mientras tanto, el hada Marian, los adentraba en lugares desconocidos, inaccesibles desde la tierra, accesibles solamente desde el mar. 

Calas, cuevas, rincones, coladas..., vistas desde el mar. Silencio natural, de agua que golpea rítmicamente sobre las rocas. Chapuzónes submarinos, la poseidonea a mano, peces tranquilos de movimientos acompasados... Un sueño hecho realidad.

Casi sin palabras para poder contar lo vivido y sentido, los caminantes ahora convertidos en navegantes, regresan raudamente conducidos hasta la orilla, para descender plenos de sensaciones a pisar la tierra, satisfechos, felices y contentos, abrumados por la experiencia única e inolvidable que Marian, nos ha regalado. 

Marían, hada del mar.

Desde ahora y siempre será su hada madrina del mar, empezando desde ya a elevar pleglarias a los cielos, para que más pronto que tarde vuelvan a encontrarse con ella en su mágico barco. 

Ver las fotos de la Senda Azul Marina aquí>>>

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