Hoy ha tocado pasear por el Espacio Natural de Sierra Nevada en compañía de familiares y amigos/as de La Zubia. La tradición manda que llegada la época navideña se suba al Trevenque para poner o visitar los belenes que los amantes de la montaña colocan en su cima.
Y en esta ocasión nos hemos propuesto cumplir con lo que mandan las viejas costumbres montañeras.
Subir al Trevenque (2080 metros de altitud), el rey de la baja-media montaña siempre es una hazaña, no solamente por las altas pendientes que hay que superar, sino por la dureza del terreno: gravilla arenosa que hace difícil el agarre de las botas especialmente a la bajada.
Es la típica ruta que hace plantearse seriamente la pregunta de si es más costoso subir que bajar, y es que las piernas tiemblan y las rodillas también haciendo clin-clin.
Hoy ha sido un día de disfrute, una jornada de auténtico senderismo al límite de la alta montaña, frio invernal, un sol espléndido, Sierra Nevada majestuosa de telón de fondo y la Maroma, allá en el horizonte asomando apenas en un impresionante mar de nubes.
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