IV Integral PN Cabo de Gata - Senda Azul

La bruma nos regala un aspecto sorprendente del Parque.

La esperada, la ansiada, la aguardada, la ambicionada, la anhelada, la deseada, la acechada, la prorrogada, la añorada..., todas estas palabras se me ocurren como prólogo, para definir esta Cuarta Edición de nuestra querida Senda Azul. Y es que la "pestosa" pandemia del Covid nos ha tenido con el alma en vilo, pendiente de fechas, encierros perimetrales y de tasas de incidencia. Finalmente, aunque tarde para nuestra costumbre, bien metidos en Mayo, con lo que ello implica por la calor sobre todo, hemos podido realizar nuestra gran ruta, y ahora toca narrarla, dar fe, para que de ella queden los recuerdos e información en los anales de la memoria senderista.

Ya con la primera dosis de la vacuna del Covid en el cuerpo, "hijos de Astrazéneca perdidos", Aurelio, Antonio Gómez y Luis, nos lanzamos de cabeza a la expedición que nos permitirá realizar la IV Integral del PN Cabo de Gata, que como no podía ser menos, tiene sus hitos novedosos, algo que nunca faltará para que el punto de atracción y misterio esté siempre presente.

En esta descripción pasaremos más rápido por los lugares de siempre, haciendo hincapié en los tramos nuevos, en lo que nos ha llamado más la atención (por diversos motivos, por habernos salido de los caminos trillados o porque se han dado las circunstancias precisas para que así sea).

Empieza la "aventura"...

La silueta de la Sierra de Huétor Santillán se recorta al amanecer

Primer día, Sábado,15 de Mayo 2021, De La Almadraba a San José (22 kms - 9 horas):

Bien tempranico (6:30 h) salimos de nuestros respectivos pueblos Villanueva Mesía y El Padul, para una vez reunidos en la gasolinera de Huétor Santillán, dirigirnos raudos hasta nuestro tradicional punto de avituallamiento en El Pocíco de Dólar, donde un copioso y delicioso desayuno nos pone los niveles de energía al máximo... para afrontar los vaivenes de la jornada que se nos avecina. Aprovisionados de pan y sabrosos dulces de Dólar, nos dirigimos primero hacia San José, en donde se queda un coche, y luego hasta la Almadraba de Monteleva, en donde se queda otro coche y empezamos nuestro caminar. 

Son algo más de las 10 de la mañana, cuando damos los primeros pasos que nos llevan hasta la Fabriquilla y la subida por asfalto que nos permite disfrutar de las primeras panorámicas del mar que poco a poco se va quedando a nuestros pies y a nuestra derecha, y así será siempre, ya que caminamos de Poniente hacia Levante.

Ilusionados con disfrutar de la impactante primera imagen de la Playa del Corralete y del Faro del Cabo de Gata, nos quedamos entristecidos cuando una bruma que cada vez espesa más, nos imposibilita las esperadas panorámicas, que a duras penas logramos vislumbrar. Es la primera vez que nos pasa esto, así que sin más demora afrontamos las fuertes rampas de la Torre de la Vela Blanca, disfrutando de un mar de nubes que se superpone al mar, formando un mar de mares. Conforme ascendemos, se clarea el paisaje ofreciendo hermosas y sorpresivas ventanas que se abren y cierran donde menos se espera y que hacen muy especial el paisaje por momentos.

Desde la Vela Blanca vemos como se abren y cierran ventanas en la bruma

Disfrutando boquiabiertos del panorama, a la sombra del rocoso acantilado, saboreamos la torta del Pocíco con un reconfortante trago de agua, para después de una buena sesión de crema protectora, cambiar de viso e iniciar el descenso por el pedregoso carril que serpenteante nos lleva hacia la llanura alomada, donde vamos a disfrutar sucesivamente del paseo por las calas míticas del Parque Natural: Cala Carbón, Cala de la Media Luna y la de Mónsul, a las que vamos accediendo poco a poco, sin prisa, disfrutando del momento y costeando con precaución, aprovechando la bajamar. Nos sorprende encontrar multitud de ropa abandonada, restos del desembarco de gente que en pateras se aventura a buscar una mejor vida lanzándose al oscuro y frio Mediterráneo, para al final trepar por el duro terreno que contemplamos. Un escalofrío recorre el cuerpo de nada más pensarlo.

Un mar de nubes de extiende ocultando el mar

Superamos la duna fósil de Mónsul para adentrarnos en el misterioso tramo que nos permitirá recorrer las ocultas calas de La Peineta, del Barronal, Cala Grande, Cala Chica, la Cala del Príncipe y la Cala de los Amarillos. Por un muy erosionado y desgastado sendero, colgado en los acantilados, con toda la precaución posible, llegamos hasta el viso que como en un mundo nuevo, nos abre la vista hacia la espectacular Ensenada de los Genoveses. Con paso "acansinado", subimos hasta la cima y el vértice geodésico del Morrón de los Genoveses, para disfrutar de toda la grandeza del lugar, algo que nos sobrecoge y nos proporciona una energía y un placer difícilmente descriptible.

Panorámica desde el Morrón de los Genoveses, con San José al fondo.

Ya solamente nos queda el relajado paseo por arena de la Playa de los Genoveses hasta el búnquer que se ubica en el otro extremo, en la pequeña calita del Ave María, en donde nos tomamos un relajado respiro antes de volver al sendero y carril que bordeando el mar nos mete de lleno en la población de San José, punto en donde damos por concluida esta etapa.

Toca recuperar coches y hacer compras de víveres y agua, así como saborear unos frescos y deliciosos boquerones fritos.

La Casa del Volcán, espléndido alojamiento

Al anochecer hacemos entrada en el que será nuestro habitual y cómodo alojamiento: la "Casa del Volcán", en las Hortichuelas.

Segundo día, Domingo, 16 de Mayo 2021, De San José  a Rodalquilar (28 kms - 11 horas):

Decidimos madrugar mucho para ver la salida del sol, a la vez que hacer, con tiempo de sobra la que tenemos definida como "la etapa reina" de este año. 

Amanece en San José

Así que diana a las 5 horas. Desayuno y después a ubicar los coches en inicio y fin. Algo antes de las 7 horas comenzamos el andar desde San José, retomando la Senda Azul que de forma escarpada y bordeando el puerto, se dirige hacia Cala Higuera. Desde las alturas vemos la abertura de la Cueva del Tabaco, refugio de contrabandistas. Los primeros albores se vislumbran tras la atalaya de Cala Higuera, pero cuando llegamos al mirador al pie de la atalaya, a pesar del duro esfuerzo de la subida, hemos llegado tarde, ya que el sol se encuentra bien salido en el cielo.

Toca caminar a buen ritmo por el carril que zigzagueando baja hacia los Escullos. Superado el Collado de los Grajos, llegamos a la Cala del Tomate. Todo el trayecto ha vuelto a estar tachonado de ropa abandonada, alguna húmeda todavía. ¡Qué duro! Y vuelta a ponerse el vello de punta.

Formación rocosa del "Submarino", en la Cala del Embarcadero, llegando a los Escullos

Vemos la Cala Grande, la Cala Chica, Cala Recortada, las rocas que conforman el "Submarino", la playa de Piedra Galera y el Embarcadero, pasando junto a la cara artillada del imponente Castillo de San Felipe, para tomarnos un respiro... a la sombra de los Escullos de la Playa del Arco.

Vemos en la lejanía, la Isleta del Moro, hacia donde nos dirigimos primero bordeando la playa y luego por un retorcido sendero. En el horizonte, a la izquierda (Noroeste) se recortan las antenas que se señorean sobre altas cumbres. Hacia allí se dirige nuestra mirada de reojo.

La perrita Noa amistosamente se tumba a nuestros pies en la Isleta del Moro

Ya en la Isleta del Moro, nos refrescamos en la Tienda de Sara, tomando un respiro junto a la tranquila perrita Noa, que amistosamente se acuesta a nuestros pies. Sin más demora, salimos de la Isleta, por la playa del Peñón Blanco, tomando un sendero que sube hacia el Noroeste y cruza la carretera (AL-4200), iniciando a partir de ahora, el ascenso por el Barranco Negro (barranco que desagua en la escondida y preciosa Cala de los Toros). Esta antigua y sinuosa vereda, era utilizada por las gentes del lugar, para el pastoreo del ganado y la recogida de leña. Poco a poco, dejamos atrás el Cerro del Noble (242 msnm), Cerro Colorado (255 msnm), y al pasar junto a los Cerros del Carrizalejo (348 msnm), vemos a la izquierda, en las laderas, restos de las albarradas de piedra seca, que formaron las terrazas abancaladas donde se cultivaba el cereal de secano... continuamos subiendo; el sendero discurre junto a lo que sobrevive de un antiguo pinar, perfectamente aclimatado a los 170 mm de precipitación media anual de ésta zona. Giramos a la derecha y, por fin, hacemos cumbre junto las abandonadas construcciones de La Rellana (los Cortijos de la Rellana, de los Arcos de Medio Punto, de Enmedio, "Casa Poseidón" y un antiguo horno de piedra). Hace un calor formidable, por lo que aprovechamos el sombreado refugio y la frescura del agua del aljibe para comer y tomarnos un reconfortante descanso.

Tras la fuerte subida, se agradece el sombreado refugio de las ruinas de la Rellana.

Reemprendemos la marcha por un carril que ahora va hacia el Oeste y llaneando y subiendo llega hasta las antenas de telefonía, para después dirigirse hasta la "antena-bola" [Radar Meteorológico de Pico Peñones (de la Agencia Estatal de Meteorología) situado a 489 msnm, coordenadas geográficas 36° 49’ 56,28’’ N - 2° 04’ 56,41’’ W] y a unos metros de ella, tomar un sendero que gira fuertemente hacia la derecha (Este, Noreste) iniciando un vertiginoso descenso por medio de un feraz barranco lleno de espesa vegetación típica del Parque: palmitos, azufaifos, espartos, albaidas, cornicales y una gran piara de cabras y ovejas.  Estamos en el corazón del Sendero Requena. Un lugar de ensueño pleno de la mencionada vegetación y sobre todo de grandes extensiones de líquenes que nos llaman muy poderosamente nuestra atención.

Sendero Requena, impresionante por su palmitar y grandes líquenes

Después de un fuerte y continuado descenso (con abundancia de escalones y piedras sueltas) llegamos al fondo del barranco, que se abre acogedor y en donde encontramos refugios de cabras, restos de pozos y aljibes, junto al Cortijo de Requena.

Nota: El Cortijo de Requena formaba parte de la propiedad del Cortijo del Fraile (siglo XVII), finca latifundista del Real Convento de Santo Domingo de Almería, que fue escenario, el 22 de Julio de 1.928, del conocido popularmente como "El Crimen de Níjar"... luctuoso suceso que inspiró a "Colombine" (Carmen de Burgos y Seguí) (Rodalquilar, Almería, 1.867 - Madrid, 1.932), escritora, periodista, crítica de arte, traductora, novelista, conferenciante, socióloga, autora infatigable de artículos y cuentos cortos, polemista política a favor del sufragio universal y el divorcio, la abolición de la pena de muerte y la prostitución reglamentada, viajera incansable por Europa al par que Profesora de Escuelas Normales en Toledo, Guadalajara y Madrid) su última novela del "Ciclo de Rodalquilar": "Puñal de claveles" (1.931) y a Federico García Lorca (1.898 - 1.936) su obra de teatro "Bodas de Sangre - Tragedia en tres actos y siete cuadros" (1.933).

Lavaderos de Rodalquilar

Sin más inconveniente llegamos hasta el amplio carril que tomamos hacia la derecha (este) y serpenteando se dirige hacia las Minas de Rodalquilar, para por los lavaderos entrar en el valle en el que nos espera extendido el blanco y acogedor pueblo.

"Rodalquilar forma un semicírculo de tierra labrada y verdeante, con algo de apariencia de anfiteatro. Las roquizas montañas alzan sus muros como si quisieran abrigarlo y defenderlo de la vulgaridad de la vida civilizada, adurmiéndolo en sus abruptos senos de piedra. Sólo por Oriente se había derrumbado su pared de circo romano, y por el desgarrón las aguas prolongaban el azul del cielo y extendían el horizonte hacia la fronteriza costa de Argelia, como si en su continuo batir hubieran socavado y hundido la muralla”. “Los Inadaptados” (1.901), novela de "Colombine", la primera mujer redactora de un periódico (Diario Universal, 1.903), y la primera mujer corresponsal de guerra (Heraldo de Madrid, 1.909).

Tercer día, Lunes, 17 de Mayo 2021, De Rodalquilar a Agua Amarga (24 kms - 11 horas):

Seguimos madrugando y el que la sigue la consigue, ya que después de ubicar los coches, podemos disfrutar de la salida del sol en pleno valle de Rodalquilar. Pasamos junto a la Torre de los Alumbres, cuando la silueta del astro rey, recortada tras los palmerales, nos evoca imágenes de arábigos desiertos.

Palmeral en el valle de Rodalquilar

Poco después, visitamos el complejo de norias allí existente, hasta llegar, a las claras del día, a la inmensa playa del Playazo, que recorremos en pleno disfrute, buscando sin más demora el Sendero de la Molata, que poco a poco sube ofreciendo unas preciosas imágenes aéreas del Castillo de San Ramón que custodia la hoy espectacular cala. Al fondo, mirando dirección Norte, vemos el faro de la Polacra, que a estas horas, aún continúa dando aviso a los navegantes.

El Playazo, con el Castillo de San Ramón y la Polacra al fondo

Siguiendo el Sendero de la Molata, con impresionantes acantilados a nuestra derecha, llegamos sucesivamente hasta la Cala del Cuervo y a la población de Las Negras, desde donde tomamos el carril que bordeando el Cerro Negro, se convierte en sendero que desciende tortuoso hasta la Cala de San Pedro.

Repostamos agua fresca de la fuente que ha convertido la Cala de San Pedro en un auténtico oasis y sin más demora y como viene siendo costumbre nos dirigimos al lado Oeste de la cala, para disfrutar de un emotivo momento construyendo nuestro mojón de piedras, que nos cargará de energía positiva durante todo el año. Allí queda... "saludando al sol", mirando hacia el castillo y la cala. Manías que tiene uno el derecho de sentir...

Construyendo nuestro saludo al sol, fuente de energía positiva.

Terminado el acostumbrado ritual, toca ahora buscar el sendero que sube fuertemente, serpenteando por la ladera Noroeste, con un piso muy suelto que hace la trepada muy dura y trabajosa. Una vez en la "piedra blanca" que anuncia el final de las rampas, es el momento del respiro y de subir más suavemente, llanear, para terminar después con una gran y peligrosa bajada por la pronunciada pendiente y abundancia de piedras sueltas, hasta la Cala del Plomo. Desde ella, buscamos el sendero que bordea la mole del Cerro de la Higuera hasta desembocar al punto que hemos elegido para descanso y avituallamiento, la preciosa y espectacular Cala de Enmedio.

La mágica Cala de Enmedio.

Es hora del relax y del disfrute que hacen válidos todos los momentos de esfuerzo y sacrificio.

Luego del merecido descanso, retomamos el caminar, para ya tranquilamente llegar hasta el final de etapa en la población de Agua Amarga.

Cuarto día, Martes, 18 de Mayo 2021, De Agua Amarga a la Playa de los Muertos (14 kms - 7 horas):

Hemos dejado la Casa del Volcán y situados los coches, para dar comienzo con la última etapa en Agua Amarga y que nos mantiene motivados e ilusionados desde el inicio, ya que lo primero es acercarse a conocer el Olivo Milenario, una de las novedades de la Senda Azul de este año.

El viejo olivo milenario originado de un ancestral injerto de acebuche.

Este grandioso ejemplar de olivo, cuentan que tiene unos mil años de vida, que se dice pronto, y se encuentra estratégicamente ubicado en un meandro del Barranco de Viruegues, orientado al Norte, lo que hace que disponga de unas condiciones ideales para su crecimiento. Tiene 9 metros de peana, más de 6 metros de tronco y una altura superior a los 8 metros, con una copa de más de 10 metros de diámetro. Todas estas características han hecho que sea declarado y protegido como "Árbol Singular de Andalucía". Bien ha valido la pena, incluir su visita en nuestro recorrido. En el camino de vuelta, nos desviamos a la izquierda para visitar un antiguo "alojamiento troglodita" conocido como la Cueva de Fernando.

Regresamos al casco urbano de Agua Amarga, para encarar la subida desde la playa hasta el abandonado cargadero de mineral por una rampa muy pendiente y con abundantes piedras sueltas, lo que la hace bastante dificultosa superar.

Rampa desde Aguamarga hasta las ruinas del cargadero de mineral

Una vez arriba, recorremos las ruinosas instalaciones del cargadero de mineral que en ferrocarril venía desde las minas de Lucainena de las Torres, llegando hasta este punto para ser embarcado.

Nota: El barco vapor "Bartolo", de 3.124 TRB, en una fecha indeterminada de 1.942, cargó en sus bodegas el último envío de mineral de hierro procedente de las minas de Lucainena de las Torres. Poco después, el 6 de Marzo de 1.943, un submarino británico, el "HMS Taurus", lo torpedeaba y hundía, frente a la costa francesa, cuando regresaba de Marsella.  Balance, 8 muertos y 22 supervivientes. 

Dejamos este espacio industrial que a principios del siglo XX pasó a mejor vida, para encaminar nuestros pasos por un cómodo sendero paralelo a la carretera que se dirige a Carboneras, teniendo como telón de fondo la gran mole de la Mesa de Roldán.

Sendero paralelo a la carretera que se dirige a la Mesa de Roldán

Pronto giramos a la derecha para encarar otro serpenteante sendero muy bien trazado y que rápidamente, sin apenas darnos cuenta,  nos lleva hasta la vieja carretera, hoy abandonada, y que sube a la cumbre de la meseta de la Mesa de Roldán. Un suave viento nos refresca el sudor generado por el esfuerzo realizado durante el continuado ascenso. Como siempre decimos, bien ha valido la pena, ya que las generosas panorámicas de los acantilados marinos, la antigua Torre-Batería costera artillada, el Faro de Roldán y la visita al vértice geodésico ubicado junto a las antenas de telefonía, nos gratifica sobradamente.

Vértice geodésico de la Mesa de Roldán

Afrontamos a continuación el descenso por la nueva carretera de acceso y que nos lleva en un suspiro hasta el inicio del sendero que raudo desciende hasta la Playa de los Muertos, el punto que hemos definido como final de ruta. 

Playa de los Muertos

Un merecido descanso junto a las sombreadas rocas a la orilla del mar, un buen bocadillo y remojón de los cansados pies, a la par que una gratificante siesta, son sin lugar a dudas el mejor final que se pueda soñar.

La vuelta la hacemos subiendo al Mirador de los Muertos, un buen lugar para despedirnos del Cabo de Gata y de ir pensando en como hacer la siguiente edición... mientras dirigimos nuestros últimos pasos hacia el parking en donde se encuentra uno de nuestros coches.

Datos de la IV Integral:

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Conclusiones:

• Para la próxima V Edición nos hemos planteado realizar la Senda Azul al revés de como hemos venido haciendo tradicionalmente, o sea de Cala de los Muertos a la Almadraba, convencidos de que cambiando el sentido del trayecto podremos disfrutar de perspectivas diferentes con lo que la sorpresa, con poco esfuerzo estará garantizada. 
• También creemos que la mejor fecha será en cuanto cambien la hora a finales de Marzo, consiguiendo más luz por la tarde y un mejor aspecto de la flora del terreno. 
• La primera parte de la ruta nos ha regalado la novedosa experiencia de caminar entre la bruma, de extasiarnos ante un fantástico mar de nubes, algo que será difícil de olvidar.
• Nos ha llamado poderosamente la atención la gran cantidad de ropa abandonada en todo el recorrido, mayormente en las salidas de las calas, lo que nos hace pensar en la cantidad de gente tan enorme que ha llegado en patera buscando una oportunidad en este mundo nuestro. Es sobrecogedor pensar en las durísimas condiciones del viaje y luego pensar en el esfuerzo añadido para superar los obstáculos geográficos que encontrarán. ¡Qué pena!
• Hemos tenido la paciencia de contar 18 mascarillas abandonadas en todo el trayecto, que sumados a la ingente cantidad de plásticos, hace que el aspecto del Parque Natural sea desastroso. Creemos que el gran culpable son las personas que faltas de respeto y de conciencia medioambiental campan por estos sagrados espacios depredándolo todo sin ton ni son. También, las instituciones deberían poner más interés en limpiar y recoger basura arbitrando las medidas correctoras y de vigilancia oportunas. 
• Queremos hacer también un llamamiento para que se realice un esfuerzo para el mantenimiento de señales, postes y murales informativos, bastante deteriorados y degradados, lo que vuelve a dar una imagen penosa de los que debe ser un Parque Natural. 
• Tengamos esperanza de que las cosas mejoren, ese es nuestro deseo. 

¡Qué pena!

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