Antes de nada, veamos alguna información de interés en relación con este Parque:
Fue creado en 1.987, Cabo de Gata-Níjar es el primer Parque Natural marítimo - terrestre de Andalucía incluyendo una de las franjas costeras de mayor belleza del Mediterráneo. Cuenta con una superficie de 49.512 ha. teniendo 50 kilómetros de costa dentro del mismo.
En Cabo de Gata se puede admirar un tramo de litoral jalonado por acantilados, calas pequeñas y solitarias, extensas playas e incluso arrecifes. Las condiciones climáticas de sequedad de Cabo de Gata son semejantes a las que existen en extensos territorios de África del Norte o de Oriente Medio, lo que identifica este lugar como el enclave más árido de la Europa Occidental.
A pesar de ello y de su aparente aspecto desértico encierra formas de vida animal y vegetal muy peculiares que han logrado adaptarse a extremas condiciones de aridez, lo que ha hecho que paulatinamente cada vez más se fuera evidenciando la necesidad de su conservación y protección, llegando a disponer de cerca de 1.000 especies exclusivas o endemismos.
Algo de historia del Parque:
27 Enero 1.988 - Declaración oficial como Parque Natural Marítimo Terrestre.
5 Noviembre 1.997 - Declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO.
19 Septiembre 2.011 - Declarado Geoparque Mundial.
25 Septiembre 2.012 - Declarado Zona de Especial Conservación.
25 Septiembre 2.012 Declarado Zona de Especial Protección de Aves.
Para empezar nuestro caminar a buena hora, hubo que madrugar bastante y desplazarnos en autobús hasta Almería, y en concreto hasta el mismísimo punto estratégico en el que se encuentra el famoso Faro del Cabo de Gata, ubicado en el Cerro del Aire, que tiene a sus pies al hermoso y fotogénico Arrecife de las Sirenas, esas misteriosas rocas que emergen altivas y elegantes de las entrañas del Mediterráneo.
Desde allí, tomamos el sendero que luego conecta con un carril, a ratos mal conservado y que en dirección Este - Noreste, sube en fuerte pendiente hasta el Collado de la Vela Blanca, mientras vamos contemplando boquiabiertos el Arrecife del Dedo, dicen que es el dedo del Dios Neptuno, que emergiendo de las límpidas aguas nos advierte de la necesidad imperiosa de conservar estos parajes. ¡Que así sea!
Paramos unos momentos en el viso, para despedirnos del paisaje en donde se ubica a nuestros pies el Faro, para dirigir nuestros pasos, ahora en franco descenso, hacia el impresionante y más conocido litoral del parque: Cala Carbón, Cala de la Media Luna, Ensenada de Mónsul (la de la coqueta Peineta), y algo más allá, las sombras del Cerro del Barronal, que nos oculta la presencia del Fondeadero de los Genoveses.
Un paisaje más verde que de costumbre, signo de alguna lluvia reciente, pleno de palmitos, azufaifos, romerales y espartos, que proliferan, como por arte de magia de entre medias de las, para nosotros, misteriosas laderas volcánicas.
Casi sin darnos cuenta, y a pesar del mal estado del erosionado carril, llegamos a la costa, caminando paulatinamente por las inmediaciones de la Cala Carbón y, saltando como si nada, a la Cala de la Media Luna y posteriormente a la Cala de Mónsul, a la que vamos accediendo, poco a poco, sin prisa, con la respiración contenida... entre el asombro, la sorpresa y la maravilla natural del lugar. Sin lugar a dudas, la magia del entorno nos ha cautivado y es un momento de descanso, paz y enorme disfrute.
Después de un buen trago refresca-gargantas y el necesario avituallamiento, reemprendemos la marcha bordeando por su base a la inmemorial duna fósil de Mónsul, siguiendo la senda que conecta con el Campillo del Genovés, pleno de pitas, palmitos y las grandiosas "bolas protectoras" de endemismos que constituyen los azufaifos, un cúmulo de espinos, exclusivos de estos parajes, y que no se pueden encontrar en ninguna otra parte de Europa. El esparto, el romero, la albaida y el tomillo suelen ocupar los huecos que dejan los palmitos en los bosquetes. No faltan los tarajes, las adelfas y algunos acebuches y lentiscos. Todo un santuario vegetal, que crece a nuestros pies y que sin lugar a dudas hay que respetar y conservar como sea.
Tomamos dirección Sureste, teniendo como referencia el hito que se ubica en la cima del Morrón de Genoveses (73 m.s.n.m.), brazo Sur de la Ensenada de los Genoveses, un magnífico fondeadero natural, con su grandiosa playa de 1.180 metros de longitud... abierta, amplia, de arena fina y transparentes aguas, alfombradas de posidóneas, esa planta marina endémica del Mediterráneo, declarada Patrimonio de la Humanidad por su elevado interés ecológico, al dar soporte vital a multitud de otros vegetales y animales.
Nota: La importancia de la pradera de "Posidonia oceánica" está reconocida y se incluye en la Directiva Hábitats de la Unión Europea como Hábitat Prioritario Protegido. Las praderas entre las islas de Ibiza y Formentera, están especialmente bien conservadas y en 1.999 fueron declaradas "Patrimonio de la Humanidad" por la UNESCO.
Muchos senderistas, descalzos, recorren en gozoso disfrute el contorno de la playa, hasta llegar al brazo Norte de la misma, donde se encuentra un abandonado búnquer, mudo testigo de la Guerra Civil.
Luego de un breve descanso, continuamos por el sendero, que va subiendo y bordeando la cara Norte de la Ensenada, como abrazando el Cerro del Ave María, hasta llegar a las primeras edificaciones de la localidad de San José, que blanca y acogedora nos recibe mostrándonos sus mejores galas.
Después de un festivo callejeo por San José, sin lugar a duda cansados, pero igual de alegres y satisfechos, damos por terminada esta inolvidable ruta que seguro guardará un sitio de honor en nuestra memoria.
Ver y descargar el track de la ruta:
Más información sobre el Parque Natural del Cabo de Gata aquí>>>
La Senda Azul en el Adarve Granadino - Un acercamiento al PN Cabo de Gata por Antonio Gómez Romera
No hay comentarios:
Publicar un comentario