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lunes, 28 de marzo de 2022

V Integral PN Cabo de Gata - Senda Azul

Durante los días 25 al 28 de Marzo de 2.022 disfrutamos de la quinta (V) edición de la "Senda Azul", en el Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar, por la que recorrimos parte del litoral almeriense desde la Playa del Algarrobico hasta la localidad de San José. 

En esta ocasión, nos habíamos propuesto seguir el recorrido de la "Senda Azul", en sentido inverso al que hasta ahora veníamos haciendo por costumbre (de Sur a Norte, por el de Norte a Sur). 



De forma sorpresiva, el Cabo de Gata nos quiso mostrar su cara más desconocida para nosotros: plena de fuertes vientos, lluvias, tormentas, desprendimientos de rocas, sendas y carriles levantados, descarnados, de aspecto imposible, que hicieron que el caminar fuera más duro y trabajoso que nunca, pero no por ello menos bello y atractivo, ya que el paisaje humedecido abundantemente, chorreante, se nos mostró lleno de verdes en todos los tonos imaginables, multitud de flores inmersas en alfombras de hierba, pastos, tomillos, palmitos y espartizales frondosos, rocas de tonos lavados de intensos marrones oscuros, cielos cubiertos, grises sobre todo, entre los que a raras veces hemos visto asomar tímidamente el sol y enseñar leves pinceladas de azul, lo justo para recordarnos que también existe ese color. 

Mar arbolado, alborotado, de olas "aborregadas", chocando poderosamente contra las erosionadas rocas volcánicas, rugiendo, bramando, con toda la fuerza que la Madre Natura es capaz de desplegar. En fin, todo un espectáculo para estos caminantes de agua dulce...


Destacamos, sobre todo, la fortuna de haber podido contemplar la cascada conocida como el Chorreón de Pavón en Rodalquilar, un suceso extremadamente raro que se da en circunstancias de grandes y copiosas lluvias, normalmente escasas por estos pagos. Fuimos pues, espectadores dichosos, de primera fila, de este evento natural, en remojo, y de tal manera que hicimos creíble el dicho de que "el que algo quiere, algo le cuesta".


Ya nos venían anunciando las previsiones meteorológicas que se avecinaban, después de tanto tiempo de sequía, días de lluvia, pero nunca pudimos suponer que fuera en tanta cantidad e intensidad (cuentan que en estos días de temporal han caído 330 litros por metro cuadrado, y que en un solo día, el sábado por la mañana, han sido 50 litros por metro cuadrado) y allí estábamos para contarlo.

Nota: Hemos creado un álbum con más de un millar largo de fotos y vídeos, y es que tanta maravilla acumulada ante nuestros ojos, ha hecho que se nos pegara el dedo al disparador de la cámara, y es que lo confesamos, somos de "gatillo fácil". Si desea acceder al contenido íntegro del álbum de fotos, puede hacerlo aquí>>>

Pero vayamos poco a poco, desmadejando el cúmulo de sensaciones y vivencias disfrutado-sufridas en estos días...

- Primer día,  Viernes, 25 de Marzo: La ida al Parque. Ruta desde la Playa del Algarrobico a Agua Amarga, con visita al Faro de la Mesa de Roldán:

A las 6 de la mañana partimos (Aurelio y Luis) desde Villanueva Mesía, para encontrarnos con el andarista Antonio Gómez en la Estación de Servicio de Huétor Santillán y viajar juntos hasta la Venta de El Pocico, nuestro habitual punto de desayuno copioso y compra de pan y dulces.

Por la autovía A-92 nos ponemos a las puertas de Almería primero y luego por la autovía del Mediterráneo A-7, seguimos hasta el desvío que, por la Venta del Pobre, nos lleva hasta Agua Amarga, en donde nos espera Javier, el cuarto cabo-gateño. Dejamos dos vehículos en donde será final de etapa y con un coche nos desplazamos, dirección Carboneras hasta la Playa del Algarrobico, punto de inicio del caminar en esta etapa.

Fantasmagórica y perdida entre la bruma, se asoma la "horrorosa mole"
del Hotel que nunca debió existir.
Llueve y el viento se nos muestra en poderosas ráfagas intermitentes. Sin mucho pensarlo y con bastantes ganas, comenzamos a caminar por el precioso sendero que dificultosamente sube, medio oculto entre espartizales y palmitos, hasta la base de la Torre del Rayo, bajando luego por un empinado sendero hacia la solitaria localidad de Carboneras, extendida y abrazada por un embravecido mar. El viento, en ocasiones, parece que nos quiere llevar. Seguimos bajo la lluvia, recorriendo el paseo marítimo y los 3 puertos de Carboneras, hasta tomar un sendero que, en clara subida, nos lleva hasta el parking de la Playa de los Muertos, a la que simplemente nos asomamos, ya que arriba, en la Mesa de Roldán, nos espera Mario Sanz Cruz, el farero, para regalarnos con la visita al Faro, algo que nos produce una profunda motivación e interés. 

Gracias Mario, has hecho posible cumplir un sueño.
Antonio Gómez y Mario Sanz Cruz, el farero de la Mesa de Roldán.
Agradecemos a Mario, su gentileza y desvelo por mostrarnos sus "tesoros", acumulados a lo largo de la mayor parte de su vida, en ese pequeño gran museo de los faros. Nunca olvidaré la extraordinaria sensación sentida, cuando pude tocar con mis propias manos, la lámpara del Faro de la Mesa de Roldán.

Grandiosa lámpara del faro de la Mesa de Roldán.
Abandonamos el recinto del Faro, dirección a la Torre Batería de la Mesa de Roldán, sigue lloviendo con ganas y el viento arrecia cuando comenzamos el descenso desde la Mesa hacia Agua Amarga. 

Ruinas de los abandonados cargaderos de mineral, cerca de Agua Amarga, refugio improvisado.
Nos cobijamos en unas ruinas del cargadero de mineral para comer un bocadillo y poco después descender hasta Agua Amarga, donde damos por terminada esta emotiva etapa, con los pies mojados y fríos, pero con el ánimo caliente, cargado de inolvidables vivencias.

- Segundo día,  Sábado, 26 de Marzo: La lluvia y la tormenta. Ruta de Rodalquilar al Chorreón de Pavón:

Teníamos previsto en esta segunda jornada hacer el recorrido desde Agua Amarga hasta Las Hortichuelas, pero después de una larga noche, tormentosa y con lluvia constante, la mañana continúa igual. Todo preparado para partir, pero enmudecidos contemplando por los ventanales de la "Casa del Volcán", el aguacero persistente: una cortina continua de agua que cae con fuerza, lo que nos hace apelar a la prudencia y quedarnos guarecidos, esperando que llegue la misericordia de un cielo algo más calmado. Dos horas después, nos llega la noticia por las redes sociales de que en Rodalquilar, hay una cascada conocida como el "Chorreón de Pavón", que solamente se muestra en casos de lluvia extrema, como sucede en estos momentos. 


Decidimos cambiar la ruta prevista de la jornada, para movernos en coche y reconocer "en directo" el terreno por la zona del valle de Rodalquilar. Nada más salir, nos quedamos sorprendidos: de ver cómo bajan las ramblas, de los grandes charcos de agua y el barro que inundan la carretera y también nos percatamos de la existencia de unas blanquecinas líneas de agua, que se dejan caer desde la sierra oscura de Rodalquilar... hacia las que nos dirigimos, sin pensarlo, bien provistos de capa de lluvia y paraguas. 

Chorreón de Pavón
Este recorrido bajo el aguacero, por las inmediaciones del Chorreón de Pavón, contemplando atónitos la grandiosidad del espectáculo, es de esos que quedan grabados en el recuerdo para siempre, y de los que hacen sentirte un ser privilegiado, ya que pocas personas pudieron contemplar en directo la gran caída de agua (calculamos que por encima de los 60 metros) de una duración tan efímera.

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El resto de la jornada, lo dedicamos a movernos por el Parque, contemplando los estragos de la tormenta y de las lluvias torrenciales. Más tarde nos enteramos de que durante esos días se habían acumulado más de 330 litros de agua por metro cuadrado, y nosotros allí en medio y sin saberlo.

Tercer día,  Domingo, 27 de Marzo: Ruta desde Agua Amarga a la "Casa del Volcán" en Las Hortichuelas, con la gloriosa visita a las Calas de Enmedio, del Plomo y de San Pedro (incluida la construcción de nuestro moai protector):

Cala de Enmedio, para mí, la más bonita del Parque.
El tiempo nos da tregua. Cielos plomizos, grises, rachas de viento ocasionales, pero no llueve.

Esta etapa de subes y bajas continuados, rompepiernas total, comienza ascendiendo desde Agua Amarga por un precioso sendero (inmerso y semioculto en ocasiones, en unos espectaculares espartizales), para luego bajar hasta la gloriosa y bellísima Cala de Enmedio, todo un placer para los sentidos, con una finísima arena, ideal para masajear los pies y enmarcada entre grandes cortados laterales, provenientes de la mezcla de dunas fósiles y coladas volcánicas. Grandes plataformas rocosas, profundos entrantes a modo de piscinas naturales, todos ellos batidos por las sempiternas olas, del (ocasionalmente) más o menos embravecido mar, hacen del lugar un auténtico paraiso.

Abandonamos la cala para seguir con el sube-baja por un carril-sendero, dirección Suroeste, hasta llegar a la también preciosa Cala del Plomo, de la que parte el sendero, empinadísimo y zigzagueante, que conduce a una meseta muy golpeada por el viento, y cubierta de densos espartizales, gamones, tomillos, palmitos, etc...

Saliendo de la Cala del Plomo, la Mesa de Roldán al fondo.
Un último esfuerzo para superar la siguiente gran rampa y ya hacemos cumbre. Cambiamos de viso y a nuestros pies, aparece el siguiente punto de destino: la Cala de San Pedro, con el castillo destacando de forma llamativa en el paisaje.

Descenso a la Cala de San Pedro
Con mucha precaución descendemos el sendero, a tramos en muy mal estado y con grandes escalones de piedra, que poco a poco, nos coloca en la mismísima orilla de la Cala de San Pedro, llegando el momento de avituallarnos y de entrar de lleno en el ritual de la construcción de nuestro "moai protector", con recuerdo especial y muy sentido al compañero "Miguezus", proporcionando todo esto un momento muy emotivo, a la vez que lúdico y divertido.

Construcción del "moai protector"
Dejamos la Cala de San Pedro y nos encaminamos hacia Las Negras por el pintoresco sendero que pasa consecutivamente por la Fuente de San Pedro (única con agua natural) y por las ruinas del viejo Castillo de San Pedro. 

Saliendo de la Cala de San Pedro
Una vez arriba, ya en ancho carril, nos desviamos a la derecha con ansia exploradora, para descender hasta las inmediaciones de las balsas de la Depuradora de Las Negras, de ubicación inexplicable para nosotros, para luego, por el cauce de la rambla, acceder a Las Negras primero y después llegar a la Casa del Volcán en Las Hortichuelas Bajas, punto en donde damos por concluida esta etapa.

Cuarto día,  Lunes, 28 de Marzo: Ruta desde Las Negras a San José. El regreso a casa: Tampoco llueve, a pesar de que durante la madrugada hemos escuchado el rugir del viento y de la tormenta.

 De Las Negras a la Cala del Cuervo
Abandonamos nuestra cómoda "Casa del Volcán", para afrontar la última etapa que nos conducirá desde Las Negras hasta San José.

Vamos con los dos coches hasta San José, donde dejamos aparcado uno. Regresamos con el otro coche hasta el aparcamiento de Las Negras e iniciamos el camino (en sube y baja, como es habitual en el hecho de recorrer el litoral del Parque), para llegar hasta la Cala del Cuervo primero y luego, por el fantástico y precioso sendero de La Molata, acceder a la gran cala de El Playazo de Rodalquilar, pasando primero por las inmediaciones del castillo de San Ramón. 

Las olas y el viento rugen,  al par, ensordecedores, hecho que se hará omnipresente en toda la jornada. 

Atravesando la rambla en el Playazo
La desembocadura de la rambla de Rodalquilar, crecida por las torrenciales lluvias, nos dificulta el paso por El Playazo, en nuestra búsqueda, por el Cerro Romerico, del sendero que conduce a la Cala del Bergantín y nos sitúa a tiro de piedra de la Torre-Faro de la Polacra o de los Lobos, después de un fuerte y continuado ascenso. 


Cala del Bergantín
La Torre de la Polacra, "a tiro de piedra"
Seguimos por el Collado de San José, contemplando los estragos de la tormenta, hasta adentrarnos en El Campillo de Rodalquilar y bordeando el Cerro La Higuera llegar a la carretera Al-4200, superando una gran rampa (con el arcén destrozado por el ímpetu de las aguas de la torrencial lluvia) que nos mete de lleno en el famoso Mirador de las Amatistas, punto estratégico para disfrutar de hermosas panorámicas de la zona (la Cala de los Toros, la Isleta del Moro, Los Escullos y la mole del Cerro de los Frailes) hacia la que nos vamos a dirigir.

Mirador de las Amatistas
Caminamos unos cientos de metros por el arcén de la carretera Al-4200, abandonándola por un precioso sendero poblado de espartos y palmitos, y en dirección Suroeste y con varios sube y baja y zigzagueos, llegar por la costa a la localidad marinera de la Isleta del Moro. El mar y el viento, rugen con fuerza inusitada, lo que nos hace buscar protección en el porche de una casa para avituallarnos con el bocata del mediodía.

Isleta del Moro
Recuperadas las fuerzas, continuamos nuestro caminar por la línea costera, muy deteriorada por las tormentas, hasta acceder a Los Escullos, pasando por el Castillo de San Felipe,  tomamos el amplio carril que en continuado ascenso, se dirige a San José, localidad en la que se encuentra nuestro final de etapa.


La silueta del conjunto rocoso conocido como El Submarino, saluda nuestro paso, ensordecidos por el fuerte oleaje y el rugir del viento.

El serpenteante carril ascendente está descarnado, con gruesas piedras en el suelo, grandes socavones, y lo peor, las bestiales rachas de viento, hacen duro el caminar y en ocasiones amenazan con echarnos a tierra. Con gran esfuerzo, vamos atravesando el Collado de los Grajos y la Casa del Tomate hasta encontrarnos con una zona de grandes desprendimientos en las inmediaciones de la Torre de Cala Higuera.

Torre Cala Higuera 
Seguimos aguantando como podemos, las sorpresivas e intermitentes ráfagas del viento, para acometer ahora la última prueba de la jornada, el trabajoso y a ratos peligroso descenso, por un sendero ya desaparecido y convertido en agreste pedregal. 


Poco a poco y con sumo cuidado, llegamos hasta las inmediaciones de la Casa de la Torre de Calahiguera , donde se dulcifica el caminar por un carril que, sin más problemas,  nos lleva hasta las puertas de San José, localidad en donde damos por terminada nuestra espectacular aventura.

Y ya estamos dándole vueltas a la VI edición, vamos, ¡como cabras!....


Entrando a San José



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