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jueves, 19 de mayo de 2022

Montejaque - Llanos de Líbar - Cortes de la Frontera

Antesala de los Llanos de Líbar desde el viso de María Paula
Esta ruta, desde el principio, se nos antoja muy especial, ya que nos mete de lleno en el corazón del Parque Natural de la Sierra de Grazalema, permitiéndonos disfrutar de unos parajes solitarios llenos de una singular belleza y de una gran riqueza por su extraordinaria biodiversidad.

Son espacios en los que los terrenos kársticos se muestran exuberantes, extensas praderas sin fin, ideales para la vida del ganado vacuno, ovejas, cabras y cerdos, que viven felizmente y en armonía con ejemplares grandiosos de robles, encinas, chaparros y alcornoques. Amplias zonas de bosque mediterráneo, espesas y frondosas, cubren cortadas crestas y verticales paredes, dando cobijo a multitud de animales que, intermitentemente, hacen su aparición y nos asombran sobremanera: majestuosos buitres leonados, raudos grupos de ciervos y gamos y charcas plenas de cientos de ranas que cantan al unísono en una sinfonía coral que suena estruendosa, llena de ritmo y sin pausa. 
El punto de color, lo pone la alfombra de multitud de flores de todos los tamaños y colores, incluidas las llamativas orquídeas. 

Santuario de los Llanos de Líbar
En definitiva, un santuario natural, en el que conviven perfectamente el hombre y el medio, que esperemos siga conservándose así.

Fruto de esa feliz convivencia es la necesidad de mantener cerrados los pasos-vallados que encontremos en nuestro camino.

Y empieza la aventura. Comenzamos a caminar a primera hora de la mañana, con las luces del amanecer, haciéndolo de forma pausada por las desiertas calles del pueblo de Montejaque, que poco a poco va despertando. Calles con fuertes cuestas nos anuncian debidamente lo que nos espera en esta primera parte de la jornada.

Amanece en Montejaque
Buscamos el inicio del sendero GR 7 que transcurre por los Llanos de Líbar, una vasta llanura, producto de la unión de multitud de dolinas que finalmente conforman un fertilísimo polje, situado entre grandes sierras que lo abrazan de noreste a suroeste, quedando a nuestra derecha las Sierras de Juan Diego y de Líbar, y a la izquierda, las Sierras del Palo y de Sierra Blanquilla. Imponentes moles kársticas, crestas escarpadas y farallones de vértigo que nos rodean por todas partes.

Camino de acceso rodeados de sierras
Vamos transitando desde Montejaque por un muy bien acondicionado carril, que sube constantemente con pendientes en momentos de gran consideración,  pasando consecutivamente junto el Cerro Hacho, el Canchuelo, el Almendral, los escarpados acantilados de Antón, en donde sobrevuelan imponentes ejemplares de buitre leonado, hasta llegar al puerto de María Paula, lugar en donde aprovechamos para tomar un respiro y un buen merecido trago de agua que refresca la empolvada garganta. Se trata de un viso en el que los encajonados cortados calizos se abren para dar paso al inicio de la gran llanura hacia donde nos encaminamos. Viniendo desde Montejaque, es la puerta, antesala de los Llanos de Líbar, espacio hacia donde nos dirigimos.

Viso de María Paula
Comenzamos ahora un suave descenso hacia los llanos, que se muestran como una inmensa pradera de avenate forrajero, alimento ideal para el abundante ganado que pasta por allí tranquilamente. Espectaculares encinas, robles y alcornoques van salpicando cada vez más el paisaje. De vez en cuando encontramos instalaciones ganaderas muy bien cuidadas y vigiladas por hacendosos perros pastores a golpe de guau-guau.

Puerta de los Llanos de Líbar entrando desde Montejaque
Sigue el cómodo carril, hasta pasar junto a la pilona-fuente de Cufría, lugar ideal para tomar un largo trago y aprovisionarse de agua. Majestuosos e inmensos ejemplares de alcornoques y encinas no dejan de dejarnos boquiabiertos.

Fuente-abrevadero de Cufría
Más adelante llegamos al Albergue-Refugio Cortijo de Líbar, que encontramos cerrado a cal y canto, algo que nos disgusta sobremanera, ya que podría habernos hecho falta, pero en fin... Damos una vuelta a su alrededor, visitamos la fuente-abrevadero y la gran charca de anfibios, para finalmente, descansar y recuperar fuerzas bajo el sombreado porche del albergue.

Albergue-Refugio de Líbar y charca de anfibios.
Avanzamos ahora por un carril peor acondicionado, hasta la señal de Fin de Sendero. Allí se encuentra la charca-manantial de Líbar, donde un ejército de ranas canta con una energía coral que nos sorprende. Y es que vamos de sorpresa en sorpresa.

Ejercito coral de ranas en la Charca-Manantial de Líbar
Abrimos y bien cerramos la valla y nos adentramos en un nuevo tramo en el que se encuentra el Cortijo de Líbar. Una nueva puerta-valla con señalización, nos da la opción de dirigirnos hacia Villaluenga del Rosario o a Cortes de la Frontera. Nos dirigimos hacia Cortes.

Abriendo y cerrando con cuidado las numerosas puertas-vallas del camino
Este último tramo de los Llanos, lo hacemos cuidando de no cruzarnos con una manada de vacas con sus crías, ya que su actitud protectora hacia ellas, nos anima a pensar que no se debe bajar la guardia.

Poco a poco caminamos, con especial deleite, por el llamado Camino de Grazalema que dirige nuestros pasos hacia Sierra Blanquilla, ya en las puertas de Cortes de la Frontera. 

Atravesamos, sin olvidar dejar bien cerrada la última valla-puerta, iniciando una fuerte y continuada subida por una espectacular vereda encajada en la mencionada Sierra Blanquilla. Aquí, el monte mediterráneo se espesa y la frondosa vegetación nos hace disfrutar especialmente de este tramo. A pesar de que la pendiente es fuerte, apenas la sufrimos ya que la belleza natural del lugar hace olvidar todas las penas.

Hacia Sierra Blanquilla.
Llegados al viso, y siempre siguiendo las indicaciones del GR, por un tortuoso y pedregoso sendero, descendemos con sumo cuidado, para evitar sorpresivos resbalones, hasta la Fuente Vieja de Cortes, en donde tomamos un breve respiro y refresco, para seguir bajando, ya sin más demora, hasta las inmediaciones  del Cortijo del Valle. El pueblo se nos antoja ya al alcance de la mano.

Fuente Vieja de Cortes de la Frontera
El bullicio de Cortes de la Frontera, nos recibe de forma cada vez más intensa, conforme nos acercamos. Las blancas casas cortesanas nos acogen de forma afable, indicando el final de esta intensa, esforzada ruta que ha dejado unas maravillosas improntas en las retinas de inolvidable recuerdo.

Cortes de la Frontera cada vez más cerca.
Datos de la ruta:
- 2 senderistas y la perrita Muesli.
- Recorrido: Lineal, 21 kms.
- Itinerario: Montejaque - GR 7 Llanos de Línar/Vereda de la Fuente de Líbar - Canchuelo - El Almendral - Antón - María Paula - El Pozuelo - Llanos de Líbar - Fuente de Cufría - Albergue de Líbar - Fuente de los Llanos de Líbar - Cortijo de Líbar - Pozo del Gastor - Camino de Grazalema - Sierra Blanquilla - Fuente Vieja de Cortes - Cortijo del Valle - Cortes de la Frontera.
- Tiempo: 6 h 14 min en movimiento; 7 h 21 min en total.
- Acumulado: 638 m subiendo; 689 m bajando.
- Velocidad en movimiento: 3,5 kms/h

Ver y descargar el track de la ruta:
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