De vuelta a El Valle de Lecrín, esta comarca que tan buenos ratos y preciosos paseos nos viene regalando últimamente.
En esta ocasión se trata de explorar el mítico Barranco de Luna, del que nos habían hablado antes con una aureola de gran misterio, ya que según cuenta la historia, durante el levantamiento de los moriscos, fue paraje en el que el caballero Don Antonio Luna y su tropa cristiana resultaron diezmados por los levantiscos seguidores de Aben Humeya.
Para hacer la ruta circular y más intensa, iniciamos nuestro caminar desde la localidad de las Albuñuelas, población de 836 habitantes en el año 2017, que estira sus casas de levante a poniente, sumergida entre naranjos y limoneros, protectores olivos y fecundas huertas. Sus calles, limpias y muy bien adecentadas, se nos muestran sumamente acogedoras, al igual que sus abiertas y agradables gentes.
Recorremos algunas de sus calles, partiendo del parking que hay junto al ayuntamiento de Albuñuelas, para seguir a continuación, las señales del sendero GR7/E4 que paulatinamente va descendiendo hasta llegar a las inmediaciones de la localidad de Saleres, un pueblo pequeñito de 165 habitantes, que se muestra silencioso y adormecido a estas primeras horas de la mañana. Pasamos junto a su iglesia y la Fuente de la Iglesia, un magnífico sitio para abastecerse de agua.
Después subimos una empinada calle que nos conduce hasta la parada del autobús en el paraje de la Cruz de la Lomilla, en plena carretera GR-3300 que comunica Saleres con Albuñuelas. Continuamos subiendo por la mencionada carretera, para apenas a unos metros antes de llegar al cementerio, desviarnos a la derecha por un carril que poco a poco nos va adentrando por la ladera derecha del Barranco de Luna. Ese carril que en ocasiones se transforma en sendero, un momento dado comienza a bajar pronunciadamente enmarcado de llamativas formaciones geológicas hasta lo más profundo del barranco que a partir de este momento nos disponemos a recorrer en dirección descendente de norte a sur y de oeste a este.
La hora de la aventura ha llegado. Hay que caminar por el cauce del arroyo que transita por el fondo del barranco. Hoy apenas lleva agua y una espesa vegetación nos va rodeando y tragando literalmente. Grandes zarzas, frondosas higueras y muchos culandrillos y colas de caballo nos llaman la atención, signos evidentes de un elevado porcentaje de humedad y de la constante presencia de agua.
Hemos de empezar a superar grandes bloques desprendidos del techo, el ambiente se torna cada vez más estrecho, sombrío y oscuro, suenan caídas de agua que aparece en gran cantidad y como por arte de magia, anunciando manantiales fantasma, no visibles pero si audibles. Superando dos grandes pasos en descenso, nos encontramos de lleno en el lecho del arroyo, encajonados entre verticales paredes de decenas de metros de altura y de escasos metros de ancho. Ya estamos en el corazón del barranco. Toca cambiarse el calzado y ponerse las chanclas de agua, ya que a partir de ahora el recorrido será metidos en el cauce del arroyo que cristalino y sonoro desciende raudo y en cantidad apreciable por desgastadas y resbaladizas piedras.
Poco a poco, nos vamos adentrando más en el encajonado barranco, sus paredes suben vertiginosamente, forradas de algas, helechos y culandrillos. Una lluvia ocasional cae sobre nuestras cabezas y comienza el refrescante y acuático camino. Saltos de agua, pozas y charcas, que con el debido cuidado vamos superando. Se trata de algo más de medio kilómetro que trabajosamente hacemos, plenos de sensaciones de aventura que contribuyen a que transcurra en un abrir y cerrar de ojos.
Finalmente, el estrecho cañón por el que caminábamos se abre a la luz y con más pena que otra cosa, empezamos a salir del profundo barranco por un sendero primero y luego carril que sube por el lado derecho. En continuo ascenso vamos cogiendo altura, y volviendo la vista atrás miramos hacia el lugar en el que hace unos momentos estábamos. Nadie puede imaginar que entre aquellas piedras y densa vegetación pudiera encontrarse escondida semejante maravilla geológica y natural. Más que nunca, comprendemos ahora el porqué del misterio del Barranco de Luna.
Por un empinado y zigzagueante carril que conduce a las inmediaciones del cementerio de Saleres, retornamos a la carretera GR-3300 tomándola ahora en sentido inverso, volviendo a pasar junto a la Fuente e Iglesia y descendiendo a continuación hasta el cristalino y refrescante rio de las Albuñuelas que seguimos en sentido ascendente por su orilla derecha.
La calor del verano que se nos viene encima, aprieta a estas horas del mediodía, pero una sombreada bóveda de vegetación de ribera, altos y espesos cañaverales y al ambiente refrescante del rio, ayuda en este camino de vuelta que se convierte en una auténtica gozada para los senderistas. Mientras, la perrilla Balto no deja de alegremente chapotear en el rio.
Disfrutando del recorrido, vemos al norte las siluetas de las blancas casas de las Albuñuelas. Después de varios vadeos del rio, entre los sempiternos naranjos y limoneros, salpicados de bien cuidados huertos y de grandiosos nísperos que en esta época se muestran en todo su esplendor, acometemos, cruzando a la derecha por última vez el rio, un cementado carril que en continuada curva y con fuertes rampas, nos va acercando paulatinamente hasta las acogedoras y sombreadas casas de las Albuñuelas, que nos abraza entre floreadas macetas dándonos cordial bienvenida.
Mi amigo Antonio Gómez que hizo la ruta conmigo o yo con él, ha hecho también, una descripción de esta ruta que yo os recomiendo y que podéis leer haciendo clic aquí>>>
Datos de la ruta:
- Senderistas: 3 y la perrita Balto.
- Recorrido: 12,6 kms.
- Dificultad: Si bien la ruta en si no tiene gran dificultad, el recorrido del tramo del Barranco de Luna, hace necesario el uso de calzado acuático y la aplicación de técnicas básicas de barranquismo, por lo que se clasifica esta ruta como de dificultad MODERADA. No se debe efectuar en época de grandes lluvias, crecidas o de tormentas.
- Tiempo en movimiento: 4 horas aproximadamente.
- Acumulado: 403 m.
Track y perfil de ruta:
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