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Una lagartija gateña nos saluda |
Después de mucho remirar con recelo las previsiones meteorológicas, finalmente nos lanzamos con la energía y alegría habitual, a recorrer el litoral almeriense que contiene al Parque Natural Marítimo Terrestre de Cabo de Gata - Níjar del que estamos tan profundamente enamorados, prestos a disfrutar de todo lo que nos ofrece, entre el sábado 15 y el martes 18 de marzo.
Hemos hecho de "nuestra capa un sayo" y lo que estaba planificado, en eso quedó... y el viento y la lluvia hicieron el resto: montando cada jornada según mejor nos iba pareciendo.
Almadraba de Monteleva. |
1ª Jornada - Sábado, 15 de marzo - De la Almadraba de Monteleva a Los Escullos:
Bien tempranito (seis de la mañana) salimos desde Villanueva Mesía (un coche) y desde Padul-Granada (otro coche) para juntarnos en la gasolinera de Huétor Santillán y desde allí, viajar juntos hasta El Pocico de Dólar, en donde cargamos "la batería del cuerpo" con un rico y copioso desayuno, ya que la jornada se prevé larga y dura. A la izquierda, hacia el norte, todo el cielo está cubierto de recias y oscuras nubes borrascosas... al frente, hacia el este, el Levante (nuestro destino), se abren grandes y luminosos claros.
Sin más demora viajamos hasta playa de Los Escullos (el punto final de nuestra jornada senderista de hoy) donde aparcamos un vehículo; para trasladarnos seguidamente con el otro, hasta la Almadraba de Monteleva (el punto de inicio), donde ubicamos el otro coche.
Mochilas a la espalda, bastones desplegados, gorras caladas y a calentar, caminando a la orilla de la playa, saboreando los olores de la brisa marina que nos invade y gratifica los sentidos. En la mar hace un poco de poniente y el reflujo del mar de fondo provoca que hoy esté turbia el agua. Y las corrientes, colorean de distintos tonos el mar de Alborán.
Playa del Corralete con el Faro del Cabo de Gata. |
Superadas las primeras cuestas caminando por el duro asfalto (ansiosos) llegamos a la primera gran curva, que cambiando de viso, nos regala la primera gran imagen del día: la Playa del Corralete (a nuestros pies) y la imponente punta que da cobijo al espectacular Faro del Cabo de Gata (al fondo). El ánimo se nos alegra y sin temerle a las fuertes rachas del viento, comenzamos a descender hacia la base del faro.
Un gentío nos rodea y anima a abandonar el lugar... buscando la paz y el sosiego que da la potente subida a la Torre de la Vela Blanca, que en el horizonte nos espera, al lado del gran Dedo de Poseidón, que severo nos advierte y demanda la necesidad de proteger el bello entorno en que nos encontramos.
Torre de la Vela Blanca y Dedo de Poseidón en Cala Rajá. |
En animada charla y resoplando, como requieren las fuertes rampas, vamos subiendo con ocasionales paradas para disfrutar del paisaje hasta la Vela Blanca, en donde el viento intenso, como cabreado, hace acto de presencia, así que toca ajustar las gorras a la cabeza y apretar adecuadamente los barboquejos a las barbillas.
Calas de San José. |
El sol aprieta, a la vez que el viento, y con ambos encima, llegamos hasta el viso que abandona la panorámica al faro para darnos paso maravilloso a las emblemáticas Calas de San José: Cala Carbón, la Media Luna, Mónsul y Genoveses.
Con el viento a favor, acometemos la bajada hasta finalmente llegar a la Cala de Mónsul, una de nuestras calas preferidas, en donde buscamos cobijo y recuperamos la energía perdida con un gratificante bocadillo y revitalizador líquido. Un breve descanso, nos recarga las pilas.
Nota: en nuestros primeros planes para ésta edición de nuestra Senda Azul, íbamos a dormir en la playa, pero las adversas previsiones meteorológicas para ésta pasada noche, nos hicieron cambiar de intención... y, hemos acertado... porque la zona donde habíamos previsto dormir, al abrigo de las dunas fósiles de los acantilados de la playa de Mónsul, la marea alta las ha inundado... y la playa, aún conserva una gran laguna interior...
La incertidumbre del bravío viento, sumada a la duda acerca del mal estado del sendero costero y su peligro potencial, nos anima a tomar el cómodo camino que desde Mónsul lleva, por el interior, hasta Cala Genoveses.
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Cala Genoveses con el Morrón a la izquierda. |
Paseamos por la orilla de la Cala Genoveses, cubierta por algas marinas que ha arrastrado el temporal de poniente.
Luego de una corta parada tomamos el sendero que bordea el Cerro Ave María y nos lleva hasta la localidad de San José, pintoresca localidad marinera que nos regala siempre una agradable recepción: a base de cerveza con gaseosa de limón y un helado (de café... o del sabor que cada cual ha apetecido...).
Desde San José, sin prisa pero sin pausa, acometemos la dura y complicada subida de la Cala de Torre Higuera, para posteriormente seguir el carril que en continuado y muy suave descenso, y con las primeras luces de la noche nos lleva hasta las puertas del Castillo de San Felipe, en Los Escullos, donde damos por terminada esta primera y larga etapa.
Datos de la etapa:
- Recorrido: Lineal, 27,61 kms.
- Acumulado: 686,4 m subiendo; 684,4 m bajando.
- Tiempo: 6:52 en movimiento; 9:27 transcurrido.
- Velocidad Media: 4,1 kms/h.
Hechas las oportunas maniobras con los coches, nos trasladamos hasta las Casas de la Noria, en Las Negras, en donde tenemos ubicado nuestro "cuartel general".
Una merecida cena y el correspondiente descanso nos dejan preparados para la siguiente etapa.
2ª Jornada - Domingo, 16 de marzo - De la Isleta del Moro a Rodalquilar:
Si calificamos como dura la etapa anterior por su extenso recorrido, afrontamos hoy la etapa reina, por su perfil.
Dejamos un coche en el aparcamiento del Jardín Botánico de Rodalquilar y con el otro nos desplazamos hasta la pintoresca Isleta del Moro, desde donde iniciamos nuestro caminar.
De nuevo un día complicado meteorológicamente hablando, con rachas fuertes, fuertes, de viento, nubes y claros, con un sol que se agradece, retazos de azules de mar y cielo cambiante, con esas nubes que parecen que vuelan, como flechas, sobre nuestras cabezas, creando trozos de sombra-sol sobre el paisaje que se enciende y apaga en apenas unos segundos.
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La Isleta del Moro con sus llamativos peñones y el Cerro de los Frailes en el horizonte. |
Pasear por la arena de las hermosas playas gateñas, es uno de los mayores placeres y recompensa que tenemos en esta Senda Azul, lo que una vez más se hace realidad.
Dura poco lo bueno, porque pronto abandonamos la costa, para tomando el sendero que sube dirección noroeste, llegamos hasta la carretera AL-4200 caminando unos metros bien pegados a la izquierda del asfalto, hasta la primera gran curva en donde está enclavado el cartel que nos informa del inicio del Sendero Requena que nos aprestamos a hacer, partiendo desde el aparcamiento de la Cala de los Toros que se queda a nuestra derecha al otro lado de la carretera.
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Cartel informativo del Sendero Requena cercano al aparcamiento de la Cala de los Toros |
Cuando alguien piensa en el Parque Natural del Cabo de Gata, rápidamente se le viene a la cabeza la imagen de hermosas y vírgenes playas de suave arena y espectaculares rocas, pero también es mucho más... y en esta ocasión, nos aprestamos a descubrir y a saborear los bellos paisajes del interior.
Sin más dilación, nos metemos de lleno en el Barranco del Negro, por un sendero pedregoso, escalonado, de fuerte pendiente, que nos pone a prueba las fuerzas y nos anima a controlar con atención la respiración y pulsaciones.
En el Sendero Requena una frondosa vegetación nos rodea por todas partes. |
Alternando espacios estrechos y angostos con otros más abiertos, el Barranco del Negro se nos presenta pleno de una rica vegetación mediterránea, en la que destacan, los palmitos, espartos y las cornicabras, exuberantes y lustrosas, gracias a las últimas generosas lluvias caídas en esta zona.
Progresamos subiendo sin parar, siguiendo el barranco que gira bruscamente a la izquierda y nos hace pasar por un bosquecillo de pinos maravillosamente adaptados al terreno, una reliquia del inmenso pinar que en tiempos pasados por aquí existía y del que estos son mudo testigo.
Pinar relicto del Barranco del Negro |
Arrecia el viento conforme superamos los últimos metros del empinado sendero que ya nos pone en La Rellana, en donde se encuentran las estructuras de unos chalets inacabados, signos de otra época gloriosa que pasó a la historia.
Cortijo de la Rellana |
Buscamos cobijo en las ruinas del Cortijo de la Rellana, para tomar un bocado y recuperar fuerzas, bien protegidos del viento que aúlla sin misericordia y hace que las nubes vuelen vertiginosas sobre nuestras cabezas, abriendo y cerrando ventanas de sol que iluminan intermitentemente el hermoso paisaje que nos rodea: hacia el sur el Barranco del Negro y el pinar relicto; al norte el Cerro del Cinto y el Valle de Rodalquilar. Todo un espectáculo que una vez más nos lleva a sentirnos privilegiados.
Se abren y cierran ventanas de luces y sombras en el paisaje. |
Estamos por encima de los 400 msnm y seguimos un carril que llaneando primero y en fuertes y cementadas rampas después nos lleva hasta las antenas primero y a la bola meteorológica después, que allí se encuentran ubicadas a 500 m de altura aproximadamente.
Dejamos el carril de servicio de las antenas que seguía dirección oeste, para desviarnos fuertemente a la derecha, dirección norte, entrando de nuevo en el Barranco Requena.
Vista aérea del Barranco Requena con las minas del Cerro del Cinto al fondo. |
Nos encontramos ahora inmersos en una auténtica joya natural gracias a un elevado grado de humedad proveniente no solo de la lluvia, sino del rocío y humedad del aire, lo que hace frondosamente espectaculares a los palmitos, lentiscos, coscojas, tomillos y espartos allí existentes. Llama atención las caprichosas formaciones de roca volcánica y sobre todo los grandiosos y coloridos líquenes (simbiosis de algas y hongos que sobreviven extensamente en el duro suelo en el que nos encontramos). En conclusión, un paraíso interior que hace las delicias de geólogos y botánicos.
Caprichosas rocas volcánica cubiertas de líquenes y palmitos hacen único al Barranco Requena. |
Con cuidado vamos descendiendo el complicado sendero con abundancia de escalones y piedra suelta, para finalmente llegar hasta las ruinas del Cortijo Requena, cerca del que se pueden encontrar los restos de pozos y aljibes tan necesarios para el ganado. Aprovechamos el sitio para hacer un breve descanso, ya que aún nos queda afrontar el tramo final de esta ruta.
Cortijo Requena al pie del Barranco al que da nombre. |
Optamos por terminar esta jornada dirigiéndonos en primer lugar, por un espacioso y bien conservado carril, en línea recta hasta el emblemático Cortijo del Fraile, famoso por ser el escenario en el que ocurrieron los acontecimientos (1928) descritos por Carmen de Burgos ("Colombine"), en su novela "Puñal de claveles" (1931) y Federico García Lorca en su obra "Bodas de Sangre".
Visita al famoso Cortijo del Fraile |
El cortijo se encuentra muy deteriorado y vandalizado, aunque parece que después de su adquisición por la Junta de Andalucía, ha sido vallado y protegido a la espera de su rehabilitación y búsqueda de un provechoso uso que sería su salvación. Rogamos porque así sea.
Continuamos la ruta tomando el carril que se dirige hasta las antiguas explotaciones mineras del Cerro del Cinto, en donde se obtenía oro entre otros minerales y también se grabaron escenas de una de las películas de Indiana Jones. Luego pasamos por el túnel que conduce hasta el mirador preparado para contemplar los restos del poblado minero de San Diego, y que se conservan para que sirvan de recuerdo de otros modos de vida ya perdidos y abandonados hace bastantes años.
Dejamos el amplio carril buscando un sendero muy deteriorado por los derrumbes y que baja hasta el paraje en donde se encuentra el Chorreón de Pavón que tuvimos la suerte de contemplar en nuestra V Integral de la Senda Azul (2022).
Rodalquilar nos espera al fondo. Llegamos relajadamente a sus primeras calles, disfrutando de tan hermosa jornada.
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Rodalquilar |
Datos de la etapa:
- Recorrido: Lineal, 16,88 kms.
- Acumulado: 801,4 m subiendo; 735,7 m bajando.
- Tiempo: 4:31 en movimiento; 7:05 transcurrido.
- Velocidad Media: 3,7 kms/h.
Y de vuelta a las Casas de la Noria.
3ª Jornada - Lunes, 17 de marzo - Visita al Faro de la Mesa de Roldán y subida al faro de la Polacra:
Las previsiones meteorológicas son malas: viento y lluvia por la mañana, y mejora finalmente a partir del mediodía, debido a ello reconducimos la etapa que teníamos prevista y decidimos hacer una sosegada visita a nuestro amigo Mario, farero de la Mesa de Roldán. Y así lo hicimos.
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Faro de la Mesa de Roldán, en Carboneras. |
Como siempre, es un placer acceder a las instalaciones del faro, así como a las dependencia del Museo de los Faros que con cariño, esmero y mucha constancia, Mario Sanz Cruz, ha ido montando a lo largo de los años. En ésta ocasión le hemos traído a Mario, para que los incorpore a los fondos del Museo, unos ejemplares del FARO DE MOTRIL, decano de la prensa de Andalucía Oriental. Desde aquí queremos dar las gracias a Mario por su buen hacer y sobre todo por el enorme cariño que año tras año muestra a estos Amigos de la Senda Azul.
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Destellos para Mario y la simpática perrita Pipa. |
Acabada la visita, paseamos tranquilamente por la Mesa de Roldán viendo la Torre Artillada y el Vértice Geodésico al que nos acercamos para disfrutar de las hermosas panorámicas de 360º que desde allí se contemplan. Son momentos de deleite y de sentirse afortunados que sirven para confabularnos para la vuelta a la Senda Azul el próximo año, si Dios quiere...
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El año que viene volveremos, si Dios quiere... |
Desde la Mesa de Roldán, tomamos el coche para dirigirnos a las inmediaciones de la punta de la Polacra en Rodalquilar, ya que el próximo destino hacia el que nos dirigimos es el Faro de la Polacra.
Nos situamos en el cruce de la carretera AL-4200 desde el que parte el carril asfaltado que sube al faro de la Polacra y que está perfectamente indicado. Allí, al mediodía, dejamos el coche, preparamos nuestras mochilas y bastones y antes de comenzar a caminar damos buena cuenta de nuestro almuerzo. Sin más demora, iniciamos el ansiado ascenso.
Preparativos para el ascenso al faro de la Polacra. |
Hace viento, hay aviso de lluvia, así que con chubasquero y paraguas en la mochila emprendemos el caminar. Más vale prevenir.
Charlando y a un constante ritmo, tomamos el carril de asfalto que, con fuertes rampas y zigzagueando sin parar, nos lleva hasta la Torre de los Lobos (siglo XVIII) en donde se encuentra enclavado el Faro de la Polacra. El esfuerzo es grande, pero la recompensa es enorme. Las panorámicas grandiosas, a vista de pájaro y en todas direcciones al Parque Natural que se muestra con todo su esplendor. Las nubes cargadas de lluvia se nos van acercando, pero ¡bah! nos da lo mismo, toca disfrutar de lo que se siente.
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Torre de Lobos - Faro de la Polacra |
Comienza a caer una lluvia mansa, suave y emprendemos el descenso por el barranco y cala del Bergantín, hasta llegar al viso del Playazo que nos adentra de lleno en el Valle de Rodalquilar.
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¡Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva! |
Nos detenemos en la recreación de unas antiguas norias y conducciones de agua, atravesando un espléndido palmeral, pasamos junto a la Torre de los Alumbres, para llegar por la rambla hasta el punto en donde se encuentra el coche, cerrando el círculo y dando aquí por finalizada esta ruta.
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Recreación de una noria y conducciones de agua. |
Datos de la etapa:
- Recorrido: Circular, 10,16 kms.
- Acumulado: 349,3 m subiendo; 344,3 m bajando.
- Tiempo: 2:41 en movimiento; 3:57 transcurrido.
- Velocidad Media: 3,8 kms/h.
Y de vuelta a las Casas de la Noria.
4ª Jornada - Martes, 18 de marzo - Las Negras - Cala de San Pedro - Las Agüillas:
Dejamos las Casas de la Noria sobre las 10 horas, ya que la hora tope son las 11 de la mañana.
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Despidiendo a la Casa de la Noria en Las Negras. |
De nuevo una jornada con anuncio de lluvia y viento, lo que nos hace preparar nuestra mochila con todos los materiales necesarios.
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Vista de Las Negras desde el carril de Cerro Negro. |
Compramos pan en el supermercado "El Cacho" en Las Negras y desde allí, bajo un cielo amenazante tomamos el carril que sale de la población y accede a las inmediaciones de Cerro Negro.
Castillo de San Pedro |
Caminamos por el carril con el mar a nuestra derecha, primero en ascenso, luego en llano y posteriormente, antes de vislumbrar la Cala de San Pedro, por un bien conservado sendero que, poco a poco, baja hasta las ruinas del Castillo de San Pedro, en cuyas inmediaciones se encuentra la única fuente de agua potable del Parque. Una densa vegetación nos rodea por todas partes, signo de la constante presencia de agua dulce, y es que, nos decimos, el agua es vida.
Fuente de San Pedro |
Con muchas ganas nos acercamos hasta la orilla de la playa, para ir bordeándola hacia la izquierda, donde se encuentran las dunas fósiles y multitud de redondeadas piedras de todos los tamaños, y es que ha llegado la hora de construir nuestro "moai".
Moai en la Cala de San Pedro. |
Después del consabido y reconfortante bocadillo, poquito a poco, vamos montando piedra sobre piedra, dirigiendo la mirada hacia el sol poniente. Allí quedará, mudo testigo de nuestro paso, dure lo que dure, da lo mismo.
Pasado el rato de sosiego, volvemos sobre nuestros pasos, ahora en ascenso, tomando el escarpado sendero que nos devuelve al inicio del carril. Allí giramos a la derecha por un precioso camino que luego se convierte en vereda, y se adentra en el Barranco de las Agüillas.
Andamos junto a las instalaciones que depuran el agua de Las Negras, para desembocar en la rambla arenada que nos devolverá hasta Las Negras, sitio en el que damos por finalizada la ruta.
Datos de la etapa:
- Recorrido: Circular, 11,43 kms.
- Acumulado: 351,7 m subiendo; 342,3 m bajando.
- Tiempo: 2:59 en movimiento; 5:20 transcurrido.
- Velocidad Media: 3,8 kms/h.
De vuelta a los coches, toca regresar a casa.
Paramos en El Pocico de Dólar y allí nos confabulamos ya para la próxima Senda Azul.
Ver álbum de fotos de esta VIII Senda Azul Integral del PN del Cabo de Gata>>>
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