Por Paqui Oviedo
Cuenta la tradición que aquel día, el beneficiado de Válor, Martín de Mérida, junto a su criado Martín de Soto, alcanzaron el Collado de Capileira, desde Loma Púa, en su camino desde la Alpujarra hasta Granada, cuando se les desató una terrible tormenta, que les hizo pensar en el fin de sus días. Pidiendo la protección de la Virgen, la tempestad desapareció repentinamente, observándose como, en medio de un gran resplandor, Ntra. Sra. de las Nieves ofrecía su auxilio sobre aquellos viajeros (imagen de la Virgen, que, por cierto, tan bien representara el escultor Francisco López Burgos, en su monumento frente al Mojón del Trigo).
La construcción de distintas ermitas, sirvieron desde entonces para mantener el culto a la Virgen de las Nieves en Sierra Nevada. Sin embargo, los rigores del tiempo, y la nieve, entonces casi permanente durante todo el año, imposibilitaban el uso de dichos templos, que uno tras otro quedaron pronto destruidos. Finalmente, el aumento de la devoción llevó a la realización de una nueva ermita a las afueras del pueblo de Dílar el año 1.796.
Pero no será hasta 1.907, cuando resurge el culto en la alta montaña. Para conmemorar el día de la Virgen de las Nieves, la sociedad denominada ‘Diez Amigos Limited’ organizó en lo alto del Picacho del Veleta, una misa, oficiada por el Magistral de la Catedral, D. Modesto López Iriarte, y que tuvo lugar el domingo 6 de Agosto de 1.907.
Desde entonces, salvo contadas excepciones, siguió realizándose esta celebración el primer domingo de Agosto de cada año, siendo organizada durante mucho tiempo por la Obra Sindical de Educación y Descanso.
Con numerosa asistencia de fieles (que según las crónicas de la época, algún año llegó a superar el millar) se celebraba todos los años la eucaristía en el Picacho, aunque en alguna ocasión la nieve lo impedía, como en 1.963, en que hubo de trasladarse la celebración a las inmediaciones del Barranco de Cauchiles.
Finalmente, es desde 1.987, cuando la eucaristía se celebre –organizada ya por su propia constituida Hermandad- en el lugar de la aparición de aquel 5 de Agosto de 1.717, paraje hoy conocido como los Tajos de la Virgen.
Y no hay que olvidar que, desde muy temprano, la romería del Veleta, se simultaneó con la que el pueblo de Trevélez, organizaba cada 5 de Agosto al Cerro del Mulhacén, que data de 1.912. Fue el 22 de Julio de aquel año cuando, a iniciativa del entonces párroco de Trevélez, Francisco Castro Sánchez, se celebrará la eucaristía en el pico más alto de la península. El éxito de participación en la misma, le hizo pensar en la posibilidad de mantener el culto en tan emblemático lugar con la construcción de una ermita dedicada a la Virgen de las Nieves.
De este modo, al año siguiente, en Julio de 1913, un grupo de vecinos treveleños encabezados por su párroco, se encaminaron hacia el cerro para determinar el emplazamiento más apropiado para la ermita.
En el Mulhacén había varias edificaciones en ruinas, construidas en 1879 por una comisión que se encargó aquel año de realizar la unión geodésica entre Europa y África, a través del Cerro del Mulhacén. En una de éstas, se edificará la nueva ermita, gracias al entusiasmo y apoyo de todo el mundo, el Centro Artístico, la Sociedad Sierra Nevada…, entre otros.
Así, todo quedó preparado para el día 4 de Agosto en que la imagen de Ntra. Sra. de las Nieves es trasladada desde la ermita de San Antonio en Trevélez, colocándose en unas andas en la zona conocida como los Llanos del Mulhacén, procesionando con los acordes de la banda de Pitres hasta su nuevo templo situado en la cumbre. Al día siguiente, en su festividad litúrgica, se bendice la ermita, celebrándose la eucaristía en honor a la Virgen de las Nieves.
Al menos una década permaneció la imagen en su nueva casa, hasta que regresa al pueblo de Trevélez, debido a la ruina de la ermita ocasionada por las inclemencias a las que se veía sometida durante la mayor parte del año. Así, poco a poco, quedará destruida, permaneciendo hoy en día las ruinas de las construcciones geodésicas.
De este modo, la romería siguió celebrándose en los siguientes años, salvo durante la Guerra Civil. Con una nueva imagen, ya que la primera desapareció durante la contienda, siguió celebrándose durante los años 40, pero sólo subiendo hasta la Cañada de Siete Lagunas, hasta que en 1952, el Arzobispo autorizó a volver a celebrar la misa en la cima del Mulhacén.
Y así llegamos a este año, en cuyo 5 de Agosto, volveremos a recordar esta importante efeméride, y podremos seguir honrando una vez más, a la patrona de Sierra Nevada, Ntra. Sra. de las Nieves, con la eucaristía de los Tajos de la Virgen (al amanecer) y la del Mulhacén (al mediodía).
Escrito por: Miguel García-Valdecasas Rodríguez
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