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miércoles, 22 de agosto de 2018

Lagunas Larga y de La Caldera. Integral del Barranco Poqueira.

Mirador de la Carihuela
Hace unos días que andábamos por Sierra Nevada, realizando la Integral de las 4 Ermitas de la Virgen de las Nieves, cuando nos asomábamos expectantes desde el mirador que hay en el refugio de montaña de La Carihuela en el Parque Nacional de Sierra Nevada, para divisar allá en la lejanía dirección sureste, un puntito claramente marcado y que, entre la fluida bruma, parecía como que nos llamara... Era el refugio de montaña del Poqueira.

Nos confabulamos... en una idea que empezó a abrirse sitio en nuestra mente, la de hacer noche en ese refugio, permanentemente abierto desde el año 1997, perteneciente a la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía y gestionado por la Federación Andaluza de Montañismo. Algo tan sumamente atractivo, que nos hizo plantearnos una ruta en dos etapas, con noche en dicho refugio.

Y el resultado de esa ilusión es la realidad que a continuación describimos en esta entrada.

Etapa 1, martes 21 de agosto de 2018: 

Mochilas al hombro, con todo lo necesario, nos plantamos bien tempranito, antes de las 8 horas del martes 21 de agosto de 2018, en las puertas del Albergue Universitario de la Hoya de la Mora, para tomar la lanzadera que el Servicio de Interpretación de las Altas Cumbres del Parque de Sierra Nevada, pone a disposición de los senderistas y que los traslada hasta las Posiciones del Veleta, en un viaje interpretado muy interesante y formativo. 

Sobre las 8 y 10 horas, partimos con el microbús-lanzadera, y nos ahorramos así 9,45 km de dura y empinada subida... salvando 560 metros de desnivel, hasta el punto final del "autorizado" recorrido: Las Posiciones del Veleta.

Las Posiciones del Veleta se encuentran a 3120 msnm, sobre un precioso mirador desde el que se divisan los corrales del Veleta y río Guarnón, además de las caras Norte del propio "picacho" (3396), Salón (3352), Campanario (3328), Zacatín (3323), Cerro de los Machos (3327), Puntal de Laguna Larga (3179), Puntal de la Caldera (3223), Mulhacén (3479), Tajos Colorados (3286), Puntal de Siete Lagunas (3244), Puntal de la Cornisa (3307), Alcazaba (3365), Puntal del Goterón (3241), Puntal de las Calderetas (3087), Puntal de Vacares (3138), ... 

Son construcciones militares de la Guerra Civil española que se encuentran en estado ruinoso por el paso del tiempo, pero nos dan una idea de cómo fueron aquellos años en esta zona de alta montaña y de las penalidades que sufrieron, aquellos soldados en las duras condiciones de la Sierra, aislados y con precarias comunicaciones. En invierno, mal equipados, soportando la nieve, el frío y las ventiscas; en verano, castigados por el calor y la fuerte radiación solar, en una zona sin arbolado que les protegiera, la guerra debió de hacerse muy larga y penosa.

Es posible que las Posiciones trataran de vigilar el paso por los Veredones Inferior y Superior o por el camino desde el Mulhacén que estaba en poder de los republicanos.

Una nota curiosa sobre aquellos difíciles y complicados tiempos que vivieron nuestros mayores: A lo largo de todo el frente granadino, los soldados intercambiaban tabaco por papel de fumar; el primero se producía en la Vega de Granada, zona nacional, y el papel en Alicante, zona republicana. Los niños eran los encargados de realizar el trueque, pues se confiaba en que a nadie se le ocurriría hacerles ningún daño.

Comenzamos nuestro caminar por la antigua carretera que conectaba esta cara Norte de la Sierra (Pradollano), con la cara Sur (Capileira). Esta carretera que se inauguró en 1966 se cerró en 1999, cuando Sierra Nevada fué declarada Parque Nacional. Actualmente sigue cerrada para el uso público de vehículos de motor y en gran parte de su antiguo recorrido, desmantelada.

Poco a poco, sin prisa pero sin pausa, empezamos a subir desde las Posiciones del Veleta y siguiendo el trazado de la antigua carretera, contemplando las instalaciones de esquí de la zona de Borreguiles, la cresta en la que se encuentran el observatorio astronómico y el Radio Telescopio, la Laguna de las Yeguas y todo el espectacular Valle del río Dílar, así como toda la cara norte que desde el Veleta y hacia el Este, se nos muestra, a modo de fantástica película, los Tajos de la Virgen, el Fraile, el Elorrieta, el Cartujo y la loma que da inicio al Caballo.

Hoy dejamos la cumbre del Veleta, para dirigirnos directamente hacia el collado de la Carihuela, situado a 3201 msnm, donde se encuentran las ruinas de la primera ermita de la Virgen de las Nieves y también está ubicado el refugio-vivac de la Carihuela, que dispone de un espléndido mirador que abre panorámicas impresionantes hacia la cara sur de Sierra Nevada, la Sierra de Lújar, la Contraviesa y la Sierra de Gádor.

El Refugio de la Carihuela (ó Carigüela) fue construido en el verano de 1994 y tiene una capacidad para 16 personas de forma holgada (y muchas más en tiempos de necesidad). Por su situación, está muy castigado por la climatología, y en temporada invernal, puede estar prácticamente enterrado en nieve, teniendo que entrar en él como si de un "iglú esquimal" se tratase. Esta bien conservado y limpio (a veces), aunque en invierno es posible que para acceder, haya que limpiar nieve.

Comenzamos ahora el descenso por el viejo carril que supera los Vasares del Veleta, en esta ocasión con algunos neveros y bellos regueros de agua del deshielo, que salta a modo de cascadas, para formar debajo nuestra la Laguna de los Vasares, madre del río Veleta, que llevará sus aguas al Barranco del Poqueira. A nuestra izquierda (Norte), el Cerro de los Machos, a la derecha (Sur) los Raspones de Río Seco y sus bellas lagunas, lugar en el que estaba el antiguo refugio de Félix Méndez, desaparecido de forma incomprensible para nosotros.

Nos encontramos en una antigua cuenca glaciar, con ambiente típicamente "alpino": los Raspones de Río Seco (3142 msnm) flaquean la laguna por el Oeste, los Crestones (3150 msnm) hacen lo propio por el Norte, y la Loma Pelá (3188 msnm) por el Este... al Río Seco no le queda otro camino que bajar hacia la Alpujarra.

Dejamos el carril desviándonos por un sendero que aparece a nuestra izquierda y que por un "coladero" que acometemos dirección norte y con toda la precaución del mundo, conseguir pasar a la otra cara de los Crestones de Río Seco. 

Sigue ahora un sendero en mal estado y con un duro y empinado descenso, abundancia de piedra suelta y, siguiendo siempre dirección noreste, llegar al Mirador de Ferrer que nos ofrece las primeras vistas de la Laguna Galbata y de la Laguna Larga, hacia las que, de forma serpenteante, nos dirigimos.

Laguna Galbata y laguna Larga
Impresionados por este bello espectáculo, y sin dejar de mirar tan mágico panorama, llegamos hasta la orilla de la Laguna Larga, para realizar un ligero avituallamiento y disfrutar del emotivo momento.  Poco después nos acercamos hasta las inmediaciones de la coqueta Laguna Galbata.

Media vuelta y a comenzar el momento duro de la jornada: la subida al collado del Juego de Bolos, por un empinadísimo sendero, con alguna trepada y que nos pondrá a una altura por encima de los 3020 msnm.

Del Puntal de la Caldera (3223 msnm) baja una arista hacia el Noreste, que tiene dos puntales de 3032 y 3020 msnm, a los que se conoce como Juego de Bolos.

Vasares del Mulhacén-Cara Norte
De nuevo, paso corto, respiración controlada, fuerza con los bastones, hasta llegar al ansiado collado que tiene como telón principal de fondo, la cara norte del imponente pico Mulhacén (3460 msnm) punto más alto de la península y que a su izquierda tiene a la no menos impresionante Alcazaba, también igual de majestuosa. 

En la Hoya del Mulhacén contemplamos la Laguna de la Mosca, madre del río Valdecasillas, y que más abajo al unirse al Valdeinfierno (formado del deshielo de la zona de los Crestones y de los Machos), formarán, ya en el valle, el llamado río Real. Cuando ese río, y algo más abajo, se una con las aguas del rio Guarnón (procedentes del deshielo del Corral del Veleta), formarán el río Genil, afluente principal del Guadalquivir. Pensar en que estamos contemplando todo esto en primera fila, es todo una suerte y un "lujo", que nos hace sentirnos seres privilegiados, al igual que ese buitre, que en grandes círculos, majestuosamente, gira sobre nuestras cabezas.

Después del intenso disfrute... vuelta a  subir para salir de esta hoya por el Collado del Ciervo, un punto estratégico que nos pone en el sendero que baja de la cumbre del Mulhacén por su ladera Oeste y que directamente nos conduce hasta el refugio-vivac de La Caldera (3070 msnm), rodeada de numerosas cabras montesas que esperan impacientes la visita de los montañeros que siempre se dejan caer con algo de comida. 

Algo más abajo está el solitario hueco en el que se cobija la silenciosa y mítica Laguna de la Caldera (3040 msnm). Tranquilamente, hacemos una pausa en su orilla, ya que es llegado el momento de recargar energía y meditar sobre las "Maravillas de la Naturaleza" que nos rodean. Siempre recordaré el místico silencio que guardamos..., así como el sonido relajante de las ondulantes y suaves olas, al rozar, delicadamente, las rocas de la orilla... como en un diálogo, una conversación, íntima y privada...

Laguna de la Caldera
Reiniciamos la marcha saliendo del hoyo de la Laguna de la Caldera, y un pequeño y regordete acentor, sobre una piedra, nos llama la atención... con su especial canto... como despidiéndose de nosotros... Adiós, pequeño... cuídate...

Nos dirigimos hacia la huella seca de Laguna de la Caldereta y desde allí tomamos el marcado sendero (perfectamente señalizado por grandes hitos de piedra) que conduce hasta las mismas puertas del refugio del Poqueira, y que tiene como hilo conductor las aguas del río Mulhacén, que bajan, "saltarinas y risueñas" hacia el barranco Poqueira. 

Lo que al principio era un diminuto reguero de agua, que nació, de repente en el reseco cauce pedregoso más abajo de la Caldereta, va creciendo sin parar. Dejamos a la derecha la Laguna del Majano y disfrutamos del relajante y agradable sonido del agua, que en multitud de cascadas forma pequeñas y grandes pozas, rodeadas de densa vegetación endémica, a modo de diminutos jardines naturales, que invitan al relax y a gozar del momento, algo a lo que no nos resistimos.

Llegando al Refugio del Poqueira
Tranquilamente paseando, continuamos la marcha por el sendero, que comienza a girar hacia la izquierda (Este) y después de cruzarnos con rebaños de ovejas y cabras, custodiadas por un "manso" mastín, llegamos hasta el Refugio del Poqueira (2500 msnm), lugar en el que vamos a pernoctar.

Después de cumplir el consabido protocolo: saludo a otros montañeros que descansan en los empinados escalones de la puerta (recuerdo a la pareja catalana); quitarse las botas y ponerse las cómodas chanclas/zuecos; proceso de inscripción, asignación de taquillas y camas; lavado al estilo del gato "Toti"; relax y a esperar la cena con sus tres ricos platos: sopa de pescado con verduras (muy calentita y reconfortante...), ensalada de pasta con salsa de nata (que hasta la come Aurelio, que no le gusta...) y pollo al horno con patatas asadas. De postre macedonia de frutas, con "piña incluida", todo ello, regado con una buena jarra de vino tinto de la Contraviesa, que nos deja el paladar con un regusto denso y profundo y el ánimo abierto y alegre... 

Un ratico de charla y sobre las 22 horas, directos a la litera, que hay que recuperar la energía perdida y disfrutar de los sonidos, graves y guturales, de la fiera que anda suelta en la habitación contigua, lo que me hace recordar que no me he traído mis tapones para los oídos.  Por favor... por favor...¡Oh, la noche se aventura larga!

Etapa 2, miércoles 22 de agosto de 2018:

Esperamos, tranquilamente tumbados y metidos en el saco, a que por la ventana, comience a penetrar, la primera luz del día. 

Mientras tanto, los más madrugadores empiezan a deambular, cual luciérnagas (con el frontal puesto en la cabeza), de un lado para otro preparando sus cosas.

Poco antes de las 8 h, nos toca ponernos en pie, empacar y guardar el saco, asearnos al viejo estilo "Toti" y bajar al comedor, para dar buena cuenta de los alimentos que generosamente a modo de buffet, se nos ofrecen en el refugio...

Bien avituallados, pagamos lo que se debe y emprendemos nuestra marcha que desde el refugio nos bajará hasta los típicos pueblos alpujarreños del Barranco del Poqueira. Hace fresco, pero el claro día luce espléndido. Se anuncia una buena jornada.

Saliendo del Refugio del Poqueira
De entre las diferentes posibilidades de descenso desde el Refugio del Poqueira, optamos por seguir por un sendero (en mal estado y con muchas piedras sueltas) que atraviesa, de forma claramente descendente, el barranco Peñón Grande y el del Peñón Negro, hasta llegar a la acequia de careo llamada Acequia Alta, que a partir de ahora será nuestro referente.

Caminamos por el sendero del acequiero que desde tiempos ancestrales usaba el hombre que cuidaba de la acequia, procurando su buen mantenimiento y su justo y buen uso. 

Las acequias de careo toman su agua de los cursos alto de los ríos, en la alta montaña. En concreto, "nuestra acequia" toma sus agua del río Mulhacén que vimos nacer ayer y que, perfectamente encauzada con lajas de pizarra, baja en pendientes no mayores del 3% de desnivel, en pronunciadas curvas, generando vida por doquier y recargando acuíferos, que más abajo darán lugar a manantiales y fuentes, que a su vez pasarán por lavaderos y llenarán albercas, que nutrirán las acequias de riego que darán lugar a la fertilidad de toda la tierra de huertos y vegas.

Mientras caminamos, recordamos trozos de la magnífica publicación, bellamente ilustrada, de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía: "El Manual del Acequiero", que detalladamente informa sobre la utilidad e importancia de mantener la red de acequias de la sierra. Puede verse y descargarse dicho manual aquí>>>

Acequia Alta
Charlando sobre todo eso y pensando en la anciana sabiduría del acequiero, de forma cómoda, pero sin despistes, ya que algunas veces el camino del acequiero pasa por zonas voladas y de vértigo, disfrutamos de la variada flora y fauna, mientras superamos el barranco del Posteruelo, el barranco del Perul, el barranco Prado Hondo, el barranco Cañavate, a la vez que pasamos por los ruinosos cortijos de la Hoya del Capitán y de Cascapeñas, para llegar hasta la Hoya de Prado Llano, en donde se encuentra el magnífico y bien cuidado cortijo del Hornillo, una joya de la arquitectura alpujarreña.

Cortijo del Hornillo
Cruzamos finalmente el barranco Mecina, para abandonar el sendero de la Acequia Alta y tomar el perfectamente señalizado sendero PR A-23, que en fuerte descenso nos lleva hasta la Acequia Baja, que atravesamos directamente.

Toca seguir ahora, sin perderlo, el sendero PR A-23, que, con alguna corta subida y en franca bajada, nos lleva hasta la Hoya del León, en la que, drásticamente, cambia el tipo de vegetación de montaña que traíamos hasta ahora por grandes bosques de coníferas, notándose que hemos bajado bastante y hemos perdido una considerable altura (estamos por debajo de los 2000 msnm). 

Pasamos la Cañada del Reguero y atravesamos también la acequia de los Lugares y, como de sopetón, vemos aparecer un amontonado conjunto de blancas casas que se agarran férreamente a la empinada ladera de la montaña. Ya estamos a las puertas de Capileira (1440 msnm), el pueblo más alto de la Tahá del Poqueira.

Capileira.
Entramos en el bullicio de uno de los pueblos más visitados turísticamente de la Alpujarra: gente de todas las edades caminan de un lado para otro sin dirección aparente. Parece que hemos llegado a otro mundo, aunque antes de nada, rendimos homenaje a la Fuente del Carril que con sus dos frescos caños y riquísima agua nos da la mejor bienvenida que podríamos soñar.

Bajamos hacia la iglesia haciendo una reconfortante parada de avituallamiento en uno de los bares por allí existentes. Es un momento ansiado y hay que rendir justo homenaje a la fresquita y refrescante "cerveza"... ¡Todo sea por la necesaria hidratación!

En la Placeta del Calvario, vemos una "curiosa" escultura en piedra de granito abulense: es un ejemplar de verraco, de dimensiones reducidas, (a modo de los "Toros de Guisando"...) en recuerdo y memoria, de Pedro Antonio de Alarcón y de Isabel la Católica... por la unión de Ávila y Granada..., erigida en ese lugar, con motivo del Primer Centenario del viaje del escritor accitano a La Alpujarra.

Poco después tomamos el sendero que baja al siguiente pueblo de la Tahá, para ello atravesamos el sombreado barranco del Tejar: todo enmarcado de gigantescos castaños, grandes moreras y regueros de agua que se precipitan hacia los fértiles huertos cuidados con el mimo y la sabiduría heredada de los viejos agricultores moriscos.

Bubión
Paso a paso, sin prisa, relajadamente, disfrutando del momento y de las fuentes, nos adentramos en las blanquísimas y bien cuidadas calles del siguiente pueblo del barranco Poqueira. Hemos entrado de lleno, como sin darnos cuenta, en el corazón de Bubión (1399 msnm). 

Una localidad que respira paz y tranquilidad, que invita al paseo sosegado y a la contemplación del paisaje. Gente acogedora que sonriente saluda al caminante. Buscamos el reposo y el buen yantar en el Restaurante la Artesa, en donde fuimos espléndidamente atendidos, algo que es de justicia reconocer.

Terminado el almuerzo, hay que volver a cargar las mochilas sobre los hombros y de vuelta al sendero que baja hacia el siguiente y último pueblo. 

Antes de nada y a pesar de que las barrigas van bien llenas, no nos resistimos a tomar otro trago de agua, fresca y cristalina, en la Fuente Hondera que nos pone en la buena dirección hacia el barranco del Cerezo.

La calor del ambiente, la abundancia del almuerzo y lo adecuado de la hora, hacen que, al llegar a un recodo del camino, a la sombra acogedora de un espléndido ejemplar de castaño, flanqueado de amplios poyetes de piedra, respetemos, aunque sea por unos preciados minutos, el sagrado hispánico rito de la siesta. 

Sentados o tumbados nos quitamos la soporífera modorra que traíamos encima, para satisfechos ... acceder descendiendo a las retorcidas calles del último pueblo de la Tahá, nuestro punto de destino y final de etapa: Pampaneira (1060 msnm)

Pampaneira
Ya aliviados del peso de las mochilas, metemos los cansados y doloridos pies en regueros de agua fresca que baja cantarina por las típicas y empedradas calles pampanurrias, cumplimos el ritual de beber en la Fuente de San Antonio "Chumpaneira", compramos chocolate artesanal y gloriosamente nos sentamos en la parada del bus de la empresa ALSA que a las 18:30 h nos traerá de vuelta a casa.
¡La gran ruta, venturosamente ha finalizado!

Datos de la ruta:
- Senderistas: 4
- Recorrido: 30,3 kms. 1ª etapa: 15 kms; 2ª etapa: 15,3 kms.
- Tiempo: 1ª etapa: 9 h 15 min; 2ª etapa: 6 h
- Velocidad: 1ª etapa: 3 kms/h; 2ª etapa: 3,2 kms/h

Perfil y track de la ruta:


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