La leyenda de la Laguna de las Yeguas

Laguna de las Yeguas al principio del verano

Cuando llega el momento del final de la primavera y comienza el verano, todos los años se repite el esplendoroso milagro del deshielo en las altas cumbres de Sierra Nevada.

Cuando las calores empiezan a apretar en la Vega de Granada, es el instante oportuno para acercarse a estos parajes que comienzan el milagro de la transformación del hielo y la nieve en agua que mana por todas partes y se deja caer fértil y ruidosa por laderas y barrancos, generando esa especial vida que se produce en la "primavera de la sierra". Los alfombrados mantos, densos de verde profundo, los borreguiles que se tapizan de minúsculas florecillas multicolores, valiosos endemismos, que se expanden por todas partes, destacando entre todas especialmente la simpar "Estrella de las Nieves" (Plantago Nivalis).

Siempre que asomamos por el collado y se desparrama ante nuestros ojos la Laguna de las Yeguas, hay alguien, Antonio Gómez por ejemplo, que nos cuenta la vieja leyenda que explica muy poéticamente, por qué la maravillosa laguna recibe el nombre de "las Yeguas".

El otro día, por la redes sociales, me llegó dicha leyenda, gracias a un ilustre montañero, genial fotógrafo y conocedor estudioso de Sierra Nevada: J. Ignacio Cuenca, a quien desde aquí rindo sincero reconocimiento y a quien le remito mi eterno agradecimiento.

Pues bien, en su mensaje, nos contaba J. Ignacio, que había tenido la curiosa experiencia de que al ver girada una foto que había hecho de la Laguna de las Yeguas, podía "verse" o "soñarse" al mago de la leyenda. Y es cierto, yo al menos, lo contemplo a la perfección...

Laguna de las Yeguas, gentileza de J. Ignacio Cuenca.

Foto girada de la laguna de las Yeguas,
en la que aparece el mago de la leyenda con su capirote y todo,
gentileza de J. Ignacio Cuenca.

Y ahora, y para que no se nos despiste y la tengamos cerca y a mano, dejo en este blog la leyenda sobre el origen del nombre de la Laguna de las Yeguas, rescatada por el ya mencionado J. Ignacio:

"Hay que remontarse mucho tiempo atrás, cuando en una época de deshielo de la sierra granadina un pastor se encontraba alimentando a su ganado cerca de una laguna. 

Mientras los animales pastaban, el hombre descansaba bajo un árbol, disfrutando del paisaje y la paz de las montañas.

Hubo un momento en que su calma quedó perturbada al escuchar una voz, pero no era una voz cualquiera. Aquellas palabras parecían salir de un ente diabólico, que clamaba ser liberado de su cautiverio, allá donde estuviese encerrado. 

Y no fue lo único que se oyó: una segunda voz le respondía que a causa de su maldad aún tenía que permanecer encerrado por algún tiempo más.

Acto seguido aparecieron dos hombres, ataviados con sendos ropajes de magos, y lanzaron una red a la laguna al tiempo que clamaban extrañas oraciones. Sacaron del agua una yegua blanca, pero no parecían satisfechos con el resultado. 
Volvieron a lanzar la red, apresando esta vez una hermosa yegua azul, pero tampoco en esta ocasión se mostraron conformes. 
Al hacer un tercer intento, el color del animal que salió de la laguna fue de tonalidades negras. Los dos supuestos magos, indignados, recogieron su red y se marcharon del lugar, dejando allí a las desorientadas yeguas.

Antes de que el estupefacto pastor saliese de su asombro, volvió a pasar algo que lo dejó anonadado. Un silbido muy fuerte, procedente de las profundidades de aquella laguna, hizo que las yeguas se adentrasen en las aguas volviendo al lugar al que pertenecían.

Dice la tradición que los magos buscaban un caballo rojo que se ocultaba en la laguna. Aquel que lo posea tendrá poder absoluto. Pero claro, en lugar de eso, habían sacado al exterior tres yeguas de diferentes colores que de nada servían. 

Así que debieron aplazar la búsqueda durante un año, porque sólo se puede lanzar tres veces la red después de cada deshielo."