¿No habéis experimentado nunca la sensación del silencio junto a una vaguada? El canto de los pájaros, el correr de un riachuelo o el color de la luz filtrándose entre las hojas son milagros cotidianos que no pueden disfrutarse en medio de la ciudad. Los núcleos urbanos se han convertido en el centro de la vida de muchas personas y resulta innegable que nos aportan mil y una opciones académicas, profesionales y de ocio. Esto se hace todavía más patente en el caso de nuestra generación, que parece no poder pasar ni un día sin consultar el correo electrónico o sin llevar el móvil encima.
El senderismo nos ofrece la oportunidad de escapar de todo eso, al menos por un rato. ¿Te estresa el trabajo, el estudio, el ruido, el tedio, la infernal silla de la que no te levantas ni para orinar? Pues busca algún sendero cerca de donde vives, ponte las zapatillas y sal a caminar. Ya sea solo o acompañado, te garantizo que te relajarás un montón y además pondrás tus músculos en movimiento.
Como el segundo país más montañoso de Europa, España posee una enorme cantidad de rutas dispersas a lo largo de su geografía. Y si nos vamos a Sudamérica, ya ni os cuento… Perfectamente clasificadas según la dificultad y el tiempo necesario para recorrerlas, es muy improbable no encontrar alguna que se ajuste a nuestras capacidades o, en el caso de ser más aventureros, al reto que necesitamos. Y, como no es una disciplina competitiva, podemos hacerla como a nosotros mejor nos parezca o dejarlo cuando lo consideremos oportuno.
Si has olvidado el placer que supone deambular por entre los árboles observando el milagro de la existencia, por favor, no tardes en consultar el mapa y dejar libre el domingo. Un poco de sol no le hace daño a nadie; por el contrario, sienta de maravilla en cuerpo y alma.
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