El concepto de Geoparque surge a mediados de la década de 1.990, para dar respuesta a la necesidad de conservar y realzar el valor de zonas de importancia geológica en la historia de la Tierra. Los paisajes y las formaciones geológicas son testimonios esenciales de la evolución de nuestro planeta y elementos determinantes de nuestro futuro desarrollo sostenible. Los Geoparques mundiales de la UNESCO, incardinados en el PICGG (Programa Internacional de Ciencias de la Tierra y Geoparques) son el mecanismo de cooperación internacional por medio del cual zonas del patrimonio geológico de valor internacional, se respaldan unas a otras para promover, junto con las comunidades locales, la conciencia de dicho patrimonio y adoptar un enfoque sostenible del desarrollo de la zona.
París (Francia), viernes, 10 de Julio de 2.020. El Consejo Ejecutivo de la UNESCO, aprueba la designación del “Geoparque de Granada” y su integración en la Red Internacional de Geoparques Mundiales: “Situada en el Suroeste del país y rodeada por algunas de las montañas más altas de la Península Ibérica, la zona contiene evidencias de la historia geológica de un río y un lago activos en el Cuaternario. Está marcado por un extraordinario registro de sedimentos continentales del Cuaternario que se erosionaron y formaron valles. Estos procesos han creado un paisaje troglodita único, con un tipo singular de viviendas trogloditas tradicionales, habitadas desde la Edad Media y que hoy en día albergan restaurantes, alojamientos turísticos, centros de interpretación, bodegas de vino, etc. La zona también es conocida por sus numerosos sitios arqueológicos que ponen de relieve el rico patrimonio histórico, artístico y cultural de la región”.
El territorio del Geoparque de Granada, con 4.722 km2 de 47 municipios pertenecientes a las comarcas de Guadix, Baza, Huéscar y Montes, incluye los actuales valles fluviales generados durante el Cuaternario en el Norte de la Provincia de Granada, así como gran parte de la Cuenca de Guadix-Baza y parte de las montañas que la delimitan. Este territorio ha sido tradicionalmente conocido, desde un punto de vista geográfico, como las depresiones u “hoyas” de Guadix y Baza. Complementa con sus singularidades geológicas aspectos no contemplados en otros Geoparques de la Red Mundial de la UNESCO.
Aprovechamos la oportunidad de tenerlo tan cerquita para volver a asomarnos a su interior y disfrutar de sus maravillosos paisajes naturales y de los vestigios del pasado que muy bien conservados alberga.
Pero hoy, en este domingo de Diciembre, nos hemos encontrado con un día típico de invierno, de esos "claros y helaeros", de un cielo azul, limpio, aire frío, del que te deja las manos y el cuerpo tiritando, y te hace echar mano de todas las capas y ropa de abrigo que estén a tu alcance.
“Cantíl, Revista de Geología digital”, en su núm. 18 (Abril 2.013 - Topomineralogía de la provincia de Granada - 1) dice: “Cerro de la Mina. Hoja: 971 - Coordenadas UTM (x,y): 491´3 / 4151´4. Accesos: Este lugar se encuentra situado a menos de 1 km de los Baños de Alicún de las Torres, yendo hacia el Este. Puede accederse bien desde la carretera que conduce a Gorafe. Características: Se trata de un afloramiento de los niveles arcillosos miocénicos, de los materiales que rellenan la denominada Depresión de Guadix. Entre estos niveles se encuentran lechos de lignito que han sido explotados en este lugar, y junto a ellos unas mineralizaciones de hierro, formadas a partir de la alteración de piritas primarias incluidas en los lignitos. Minerales presentes: marcasita (indicios), pirita, goethita (terrosa y limonítica), calcita, melanterita y yeso”.
Mina de Almagra |
La almagra es un pigmento de color rojizo que se podía sacar de la Mina que da nombre al cerro. Usando los morteros que hay en las rocas en las que están los petroglifos, se combinaba con grasa animal, que luego serviría para pintar en cuevas las pinturas rupestres. También se usaba para colorear el cuerpo con fines rituales y decorativos. Igualmente, se podía utilizar como colorante en la fabricación de cerámicas y tejidos.
Debido a sus amplias aplicaciones, seguramente, podría ser usada como "moneda de cambio", lo que hacía que su posesión fuera muy valorada.
Los petroglifos de Gorafe son grabados prehistóricos en piedra arenisca rojiza que se encuentran en la localidad de Gorafe. Son diseños y símbolos tallados por antiguas culturas en rocas al aire libre, con una edad estimada entre los 4.000 y 5.000 años, perteneciendo a la Edad del Cobre y la Edad del Bronce.
Las piedras de los petroglifos de Gorafe son de medianas dimensiones y están alineados de Norte a Sur a lo largo de seis metros. Se sitúan al borde de una pequeña explanada, a unos 75 metros al Sudeste de la cumbre del cerro (918 m.s.n.m.). Ocupan una situación destacada, desde donde se contempla una amplia superficie de terreno estepario del valle de Gorafe y de los alrededores. Cada uno de estos cuatro bloques presenta grabados de varias formas y dimensiones. Los motivos predominantes son las representaciones estilizadas de figuras humanas, masculinas y femeninas, pero existen además otros signos asociados (círculos, cazoletas, alfabetiformes) que parecen contemporáneos.
El significado exacto de los petroglifos de Gorafe aún no se ha determinado con certeza. Se cree que podrían tener connotaciones religiosas, rituales o elementos de la vida cotidiana de las antiguas culturas que lo crearon. Sin embargo sigue siendo objeto de estudio y debate por parte de los expertos.
Bajamos desde los petroglifos por un amplio carril, hasta el Mirador del Balneario, un lugar perfecto para realizar un avituallamiento, que el cuerpo siempre agradece.
Continuamos descendiendo, hasta pasar por las inmediaciones de la Laguna de Gorafe, que debido al intenso frío contemplamos con su superficie congelada.
Proseguimos la marcha hasta llegar a la Ermita del Balneario, y por debajo de ella iniciamos la segunda parte de nuestra ruta: el recorrido por los espacios por los que discurre la Acequia de Travertinos del Toril y la visita a los dólmenes que hay en sus inmediaciones. Este tramo es laberíntico y espectacular, ya que transcurre por vericuetos y estrechos pasos, callejones y espacios inverosímiles, además hoy hay colgaduras de agua congelada, lo que hace las delicias y admiración de los senderistas. En algunos momentos, la pared travertínica llega alcanzar la muy considerable altura de 15 metros.
Los travertinos son rocas sedimentarias formadas por carbonato de calcio. Son conocidos por su apariencia porosa y coloración que varía desde los tonos claros hasta los tonos más oscuros. Se forman a partir de la precipitación de minerales disueltos en agua, especialmente en fuentes termales y cascadas.
Los travertinos suelen estar asociados con plantas que pueden tolerar condiciones alcalinas y suelos drenantes, como algunas especies de helechos, musgos, líquenes y algunas variedades de árboles y arbustos resistentes.
Después de recorrer en gozoso disfrute el mencionado laberinto que se conforma alrededor de la Acequia del Toril, aprovechamos también para ver un grupo de dólmenes muy bien conservados.
Finalmente, por una empinada y zigzaguente vereda que sube entre inmensas rocas, accedemos al Llano de la Ermita, espectacular lugar para disfrutar de bellas panorámicas del entorno del Balneario y del Valle del Fardes, en el que se encuentran también algunos dólmenes muy interesantes.
Finalmente el Menhir de la Lluvia nos despide de este espacio.
Nos acercamos a disfrutar del complejo de charcas y cascadas que hay junto a los Baños de Alicún. Los primeros datos documentados de estas aguas termales datan de la época posterior a la conquista de Granada por los Reyes Católicos, cuando el paraje se cita con el nombre de Balneario de Bracamonte, en recuerdo de los dueños de esta familia a quienes perteneció.
Finalmente, por la carretera, en compacto bloque, regresamos hasta la Rambla de la Becerra, lugar en el que nos esperan los autobuses.
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