Decían que iba a llover y nos hemos quedado preparados y con las ganas. La sequía que nos azota sigue sin darnos tregua, aunque para hacer senderismo, y a pesar de la sequedad del paisaje, hemos tenido un tiempo fantástico. Frio por la mañana, sol y nubes enmarañando un cielo de azul profundo, para finalmente disfrutar de una jornada otoñal deliciosa.
A las 9 h aproximadamente salimos desde la estación de autobuses de Alcalá la Real, para callejear subiendo junto al ferial y luego pasar al lado del Centro de Salud y de la Cruz Roja y la Residencia de Mayores Nuestra Señora de las Mercedes, para seguir subiendo, ya por un carril de tierra que sale a la derecha hasta la gran explanada de Los Llanos, esa gran meseta que se extiende al noreste de Alcalá la Real y que empezamos a recorrer, no sin antes disfrutar de unas espectaculares vistas de la localidad y de la impresionante Fortaleza-Castillo de la Mota, que nos acompañará en la mayoría del recorrido que nos disponemos a realizar.
Por senderos y carriles en muy buen estado, comenzamos el trayecto por Los Llanos, visitando el miliario de acceso y haciendo la parada obligada en el gran mirador de la Cruz del Rayo, realizando el protocolo de contemplación del paisaje y de la obtención de la correspondiente foto para el recuerdo, protocolo que iremos repitiendo sucesivamente por el rosario de ermitas que paulatinamente vamos visitando: la ermita de la Verónica, la ermita de Fátima, el mirador de Los Llanos, etc.
Dejamos atrás la zona de las ermitas, para seguir caminando dirección norte, hacia las antiguas canteras de caliza-arenisca que fueron el origen del material para la construcción del castillo de la Mota, las diferentes iglesias y casas palaciegas existentes en Alcalá. Impresiona ver las grandes y profundas oquedades existentes en el terreno.
Seguimos bordeando la abandonada cantera, dirección noreste dando la espalda a Alcalá y dirigiéndonos hacia el acceso del Campo de Tiro, que dejamos a la izquierda, tomando un carril, previo paso de una alambrada que protege al ganado y por el que caminamos hacia el este, adentrándonos en una zona de monte bajo, con abundancia de montones de piedras, apriscos y chozos de pastor, testigos mudos de otra época en la que la ganadería era una de las actividades principales para ganarse la vida. Junto a un viejo chozo, sobre los muros de un aprisco, al sol y con buen ambiente disfrutamos de un buen avituallamiento que nos permite recuperar energía.
Reemprendemos la marcha, de nuevo hacia el norte hasta llegar al final del carril que aparece cortado por otra alambrada que no superamos, ya que tomamos un sendero que en suave pendiente, ahora hacia el oeste nos lleva hasta el filo de los impresionantes Tajos de Charilla. En esta zona, hay que andar con sumo cuidado, poniendo distancia del filo del cortado y evitando vértigos y sobresaltos.
Al frente observamos extendida, rodeada de esparragueras y de olivos intercalados de rojizos cerezos, el anejo de Alcalá llamado Charilla y que da nombre a estos acantilados.
Al final, y a nuestros pies vemos también el cobrizo zumacal, gran bosque de origen medieval de esa desconocida planta llamada zumaque, emparentada con el lentisco y la cornicabra.
El fruto del zumaque era usado para preparar el tinte que se empleaba para colorear el cuero en tiempos pasados. Hoy día queda como mudo testigo y sobre todo es un privilegio contemplar el paisaje en esta época cargado de fuertes marrones, amarillos y rojos. El otoño en todo su esplendor, algo que podemos disfrutar plenamente al descender de los tajos por un estrecho, húmedo y frondoso sendero que atraviesa de este a oeste todo el zumacal.
Finalmente, llegamos a un carril entre cuidados olivos, que nos pone en la cumbre en la que se asienta la más antigua de las ermitas que visitamos, la ermita de San Marcos que dispone de un amplísimo mirador, agua fresca y bellas vistas.
Bajamos desde la ermita de San Marcos para, pasando junto al manantial llamado El Nacimiento, ya usado por los romanos, ir accediendo por estrechas y empinadas calles a la Placeta de la Fuente de la Tórtola, ya en Alcalá.
Las últimas paradas las hacemos en la puerta de la ermita del Ecce Homo, la iglesia de Santa María la Mayor, plaza del Ayuntamiento y recorriendo la arteria principal de Alcalá llegar de nuevo junto a la estación de autobuses, lugar en el que damos por finalizada nuestra ruta.
Ha sido una hermosa jornada de senderismo, en la que una vez más, hemos conjugado ambiente natural, historia, tradición y belleza, en un ambiente genial de convivencia.
Datos de la ruta:
- 74 senderistas, y las perritas Balto y Luna.
- Recorrido: Circular, 13 kms.
- Tiempo en movimiento: 3h 24 min
- Acumulado: 336 m subiendo; 342 m bajando.
- Velocidad media: 3 kms/h
Perfil y track de la ruta:
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